Gustavo Santaolla fue (sigue siendo) muy amigo de Charly García. Pero a fines de los 70 y principios de los 80, algunas diferencias estéticas los distanciaron.
En 1978, García dio a conocer «Canción de Hollywood» en el segundo álbum de Seru Giran, «La grasa de las capitales». Santaolalla, que se había ido a vivir a Los Angeles un año antes, se dio por aludido por la picante letra que rezaba: «Ves la tierra en que naciste, sos vos; tus películas no existen, adiós». A fines de 1981, Charly contó en rueda íntima que se sorprendió cuando se cruzó una noche con Santaolalla y éste lo increpó diciéndole: «¡Mis películas existen, mis películas existen!».
Y todo que no quedó allí: en 1980 García hizo una crítica durísima a la naciente new wave en «Mientras miro las nuevas olas» de «Bicicleta», tercer LP de Seru Giran, afirmando: «·¿Te acuerdas de tipo que rompía las guitarras cuando nadie tenía un miserable amplificador? Hay miles ahora. Corbatas con saco gris, flequillo solo hasta la nariz: la historia prosigue pero, amigos, yo ya la vi». Luego asestaba: «Quiero estar en la playa cuando se han ido los que tapan la arena con celofán, recordar las estrellas que hemos perdido y pensar a ciencia y verdad nuestro porvenir. ¿Será como lo imagino o será un mundo feliz…?» El remate era filoso: «Mientras miro las nuevas olas, yo ya soy parte del mar…» Eso sirvió para que Santaolalla se sintiera nuevamente atacado. Y lo admitió veladamente en la entrevista que le dio a Expreso Imaginario en la primavera del 81, cuando vino a grabar su álbum solista. Allí dice: «Me parece que la mayoría de lo que se hace en el país, es exclusivamente de consumo interno. Muchos músicos están todavía en la etapa del onanismo, de tocar para ellos. No hay frescura ni mente abierta para pelar algo con polenta». Y más adelante hace una referencia casi explícita a García: «No voy a negar a un tipo que llena todas las veces que quiere el estadio de Obras. La realidad es que a la gente le gusta. Es algo hecho para acá y está súper bien. Aunque a mí no me cope».
El final de esta pequeña historia, si se le puede llamar final, es que dos años después de la aparición del LP «Santaolalla», en 1983, Charly García entendió que soplaban nuevos vientos y gestó en Nueva York un disco que sería paradigmático del rock argentino de la década, «Clics modernos». Ya por entonces se había cortado el pelo y adoraraba los raros peinados nuevos…