La pandemia del Covid-19 obligó a los gobiernos de todo el mundo a tomar medidas de distanciamiento social que afectaron distintas esferas económicas, sociales y culturales. El arte, en general, y la música, en particular, no sólo no fueron excepciones sino que recibieron un impacto aún mayor, en tanto dependen económicamente del encuentro con lxs otrxs: clases particulares, shows en vivo, venta de merchandising y discos.
El futuro incierto puso en pausa no sólo lo relacionado con el vivo sino también los contenidos y lanzamientos programados y obligó a repensar el cronograma. Nicolás Ghiglione, productor musical en PGM Studios, nos comentó que el panorama comenzó a lentificarse y que muchxs decidieron esperar o embarcarse en proyectos menos ambiciosos: “Estoy con un caudal de laburo mayor a corto plazo, pero hay menos a largo plazo. La mayoría de mis clientes están buscando lanzar singles o EPs. Casi nadie piensa en inversiones grandes (álbumes)”.
Frente a esta crisis, surgieron infinidad de preguntas, demandas y necesidades que llevaron a lxs artistas, lxs productores, lxs organizadores y a todxs lxs participantes de la escena musical y de la cultura a generar diferentes estrategias para paliar los efectos.
Una de las primeras propuestas que surgieron fueron los conciertos via streaming, es decir, sesiones en vivo, desde los hogares de lxs músicxs, transmitidas a través de Instagram, Facebook o Youtube. Muchxs artistas lo hicieron de forma independiente pero la mayoría comenzó a agruparse a través de festivales online, como el Cuarentena Fest, el Festival Adentro o el Banda Invitada Fest. Rápidamente, la cantidad de “lives” se multiplicó, llegando a saturar la oferta.
El interrogante que permanece frente a esta situación es la cuestión económica. ¿Es rentable este formato? En la mayoría de los casos, no. Son pocxs lxs artistas que tienen sponsors que banquen sus conciertos online y el pago de contenido digital no es una práctica muy arraigada entre lxs argentinxs, menos aún en un contexto de crisis. Guido Barandiarán, músico, mánager y productor de shows, habló con nosotros al respecto: “¿Entonces, el público argentino paga el contenido digital? ¿Compra música por Bandcamp? Son pocos, creo yo, los que lo hacen. La inmediatez y la poca reflexión de la masa sobre cómo Spotify puede beneficiar o no al artista hace que la gente no pague por las canciones, como sí sucede afuera”. El viernes 20 de marzo Bandcamp direccionó todas sus ganancias hacia lxs artistas, en un gesto bien recibido pero que no generó reacciones en otras plataformas. Spotify y su baja rentabilidad es un tema que viene dando vueltas hace rato y, como suele suceder en situaciones como la que estamos viviendo, los sistemas muestran aún más sus puntos débiles.
En este contexto, es momento de preguntarnos qué lugar tienen lxs artistxs, lxs músicxs, en nuestra sociedad. El Colectivo de Mujeres Músicas de Rosario (al igual que otros colectivos del país) viene trabajando hace tiempo en pos de un reconocimiento de los derechos laborales de quienes viven de la música. “A lxs músicxs, por ende también a lxs artistas, no se nos considera como trabajadorxs, salvo que seas docente o que trabajes en algún lugar que sea estable como la Municipalidad, trabajo de planta. Pero después, todo lo que sea ser profesor particular, tener shows en vivo, eso todavía no tiene una regulación, si bien existe el INAMU” nos contó Ana Lola Vélez. Existen sindicatos pero la falta de representatividad y los limbos fiscales empujan a lxs músicxs a situaciones de precariedad que en crisis como ésta lxs deja sin protección: “Se visibilizó que no tenemos quién nos ampare laboralmente. Somos un “entretenimiento”, como dijo el ministro de Cultura. En ningún momento habló de pagarnos«. Y, por supuesto, las más afectadas son las mujeres (sobre todo las madres solteras o con personas a cargo) y las disidencias, que no sólo tienen que lidiar con el desamparo laboral sino con que su voz no sea escuchada dentro de los mismos espacios que deberían representarlxs. Aún así, no bajan los brazos y apuestan por la salida colectiva. El Colectivo de Mujeres Músicas es un espacio para generar vínculos de ayuda mutua, sobre todo para quienes se encuentran en las posiciones más vulnerables. Además, desde el Sindicato de Músicxs de Rosario y otras agrupaciones gremiales como Músicxs Organizadxs Lista Naranja, se están llevando a cabo tarea de recolección de datos, para conocer las diversas situaciones y poder reclamar a los organismos oficiales que den respuestas.
Quienes trabajan en la industria musical tienen muy en claro que se trata de un circuito en el que intervienen un gran número de actores (artistas, productores, mánagers, productores de sonido, equipo de traslados, las salas, teatros y demás locaciones) y, por eso, se necesita de la fuerza de todes para encontrarle la vuelta. Lucía Ravazzoli, agente de prensa y management musical, lo define de estar manera: “Estamos viendo de capitalizar las herramientas que las redes proveen (…) siendo solidaries entre nosotres, entre productores, managers, artistes, que estamos hace mucho trabajando en la escena independiente y autogestiva y que sabemos que la salida es colectiva. Hay que tener mucha buena predisposición para pasar esto y meterle para adelante con otras propuestas”. Las propuestas mencionadas incluyen, por un lado, intentar, a través de colectivos como ACMMA (Asociación Civil de Managers Musicales Argentinos) y el INAMU, acelerar pagos atrasados de distintos organismos estatales y también, generar tratativas para que se tomen medidas desde el Estado que ayuden a paliar una situación que tendrá efectos en el corto, mediano y largo plazo: «Cuando esta situación termine, por un lado, vamos a encontrar una economía muy golpeada y mucha gente con poco poder adquisitivo para poder comprar una entrada. Por otro lado, al estar todos en la misma situación, todas las bandas y todes les artistas van a querer salir a tocar y a recaudar y a poder subsistir y eso va a hacer que haya mucha competencia de propuestas o sobresaturación de oferta, ante una demanda que va a estar en retroactividad. También hay que ver cómo reacciona la gente a volver a estar en espacios de multitudes (…) Queda esperar, tener paciencia, unirse y ver cómo se sale adelante».
Fuente: Facebook de Chocolate Remix
La excepcionalidad del momento que vivimos pone a prueba las debilidades pero también las fortalezas de la escena musical. Cuando nos vimos obligadxs a vivir puertas para adentro, un gran mayoría de las personas se volcó al consumo de productos culturales y artísticos, en búsqueda de distracción, consuelo, compañía. La artistaRomina Bernardo mejor conocida como Chocolate Remix cree que allí radica la fuerza del arte y la cultura: “Creo que la mayoría de los artistas tenemos una gran capacidad para generar valor cultural, a partir de la adversidad, de la falta, de la nada, de la angustia. Lo vemos en las redes, está lleno de artistes haciendo un montón de cosas, generando toda la representación cultural de este momento. Paradójicamente, para la mayoría de nosotres, nuestro cambio fue pasar a estar en un momento prácticamente completo de desempleo”. Tal vez, se pregunta, esa paradoja pueda ser el puntapié para generar cambios en pos de valorar, tanto simbólicamente como económicamente, el lugar insoslayable que ocupan el arte y la cultura en nuestras vidas: “Para mí, suena justo que las cosas cambien a favor de les artistas, que tengamos un panorama más amable del que tenemos la mayoría, que con suerte manejamos una certidumbre económica de uno o dos meses con toda la furia. Yo esperaría que hubiese una valoración principalmente por parte del Estado, del gran patrimonio cultural que generamos, no sólo con acciones directas, organizando conciertos, subsidios, etc. sino también como intermediario con la industria. Creo que pueden haber grandes cambios, porque siempre los diferentes escenarios plantean nuevas necesidades, como lo han sido los cambios tecnológicos. Este es un nuevo escenario y puede pasar que surjan cosas que cambien la industria por completo”.
No sabemos qué nos depara en los meses que siguen pero sí sabemos que la pandemia pateó todos los tableros y que nos deja muchas preguntas y pocas respuestas. ¿Generará cambios reales? No lo sabemos pero las posibilidades están abiertas.