La música popular de rock en la Argentina tiene ya, aproximadamente cinco años de vida. En los tiempos iniciales todo fue muy turbio, entremezclado y lo único verdaderamente destacable era el entusiasmo. Desde fines de 1968 las cosas cambiaron: el movimiento fue descubierto y comercializado por las grabadoras, y el público comenzó a detenerse más en cada grupo, a individualizar a cada uno de sus miembros y otorgarles una escala cualitativa.
Así fueron surgiendo instrumentos preferidos y solistas destacados por el concento. En un principio, por su comunicación musical directa, los bateristas fueron los más populares. A medida que los gustos musicales del público fueron haciéndose más sutiles se produjo un vuelco hacia las primeras guitarras, que por lo general eran los verdaderos líderes de los grupos. El asunto quedó ahi: guitarristas destacados y conocidos, algunos bateristas que gustaban y, los bajistas, en la mayoría de los casos, ignorados.
Cuando apareció en escena un grupo con una formación que rompía con el esquema, la banda Alma & Vida, muchos fueron los que predijeron su corta vida argumentando el desconocimiento, por parte del público, de grupos de jazz y rock con instrumentos de viento. El intento, sin embargo, fue fructífero: la banda no sólo demostró que su música se podía encuadrar dentro de las corrientes musicales de vanguardia. sino también que era capaz de producir temas realmente populares.
Hoy Alma & Vida, revirtiendo las premoniciones, es uno de los grupos más fuertes e importantes de la Argentina y, con toda seguridad, el que más ha renovado la escena. Pero los cambios que produjo Alma & Vida con su advenimiento no fueron únicamente éstos. Por primera vez en el movimiento de música pop local se produce el caso de un solista que escapa de la tradicional guitarra o batería: ahora es un saxofonista, Bernardo Baraj, quien se ha convertido —junto con el cantante y organista Carlos Mellino— en la figura predominante de un grupo.
Pero eso seria nada más que anécdota, si no fuera que, además, Bernardo Baraj es uno de los mejores intérpretes de saxo de la Argentina, seguramente comparable al promocionado Gato Barbieri. Lo importante de Baraj es que, a partir de su proyección en Alma & Vida, se está constituyendo en el prototipo del nuevo músico argentino: altamente tecnificado, reales conocimientos musicales y, por sobre todo, ubicado con inteligencia (sin modas ni onditas) en la realidad y en la vanguardia de hoy.
Su caso, no obstante, no se dio con demasiada reiteración entre los guitarristas. Sólo algunos están tratando ahora de encontrar su propio camino, en lo posible alejado de clichés y fórmulas ya conocidas en su versión original. Porque su instrumento es difícil de mostrar en un público acostumbrado a oir otros sonidos, porque es uno de los lideres de uno de los mejores grupos de la actualidad, porque tiene independencia técnica y porque sabe perfectamente lo que quiere lograr con la música, Bernardo Baraj es indudablemente la figura del mes.
Bastará escucharlo o seguir su trayectoria para comprobarlo.