La noticia llegó a la redacción sobre el cierre de esta edición: «Janis Joplin, una de las mejores cantantes de blues, fue encontrada muerta en la habitación de su hotel, en Hollywood». Su desaparición era el segundo golpe que recibía el movimiento pop internacional en menos de treinta días: el público todavía no se había repuesto de la sorpresiva muerte de Jimi Hendrix, uno de los líderes musicales de los últimos cinco años.
Paradójicamente, Janis había conseguido en la última encuesta realizada en Gran Bretaña el tercer puesto entre las cantantes más importantes del mundo: idéntica posición a la que ocupó Hendrix —en la misma encuesta— dentro de la categoría de guitarristas. Janis Joplin, que tenía 27 años, había surgido como cantante del grupo coliforniano Big Brother and the Holding Company, durante el primer gran festival de música pop realizado en los Estados Unidos el que se llevó a cabo en las colinas de Monterrey en 1967. Después de grabar un long play y hacerse famosa junto con el ascenso del grupo, Jalis decidió encaminar su carrera como solista, luego de ina confusa separación del politizado grupo de San Francisco que la había proyectado como cantante.
Más tarde se alejó de la dinámica costa oeste de Estados Unidos, para centrar sus actuaciones en Nueva York. Allí reunió una banda de siete excelentes músicos y con ellos grabó un long play histórico: «Kozmic Blues» (editado en la Argentina), que figuró durante muchos meses dentro de las listas de álbumes más vendidos de Norteamérica.
Unas de sus actuaciones más gloriosas fue la del festival de Woodstock, el año pasado. Aunque no canta en el film, se la puede ver a su llegada junto a Grace Slick (su amiga), la cantante del hoy tambaleante grupo Jeffeson Airplane. La vida de Janis había sido muy ajetreada, desde que abandonara su pueblito tejano (a los 17 años) porque «tenía ideas demasiado rebeldes para una villa donde todas las chicas terminan casándose con su vecinito». Las últimas actuaciones importantes de Janis Joplin se habían producido en los primeros meses de este año cuando realizó una gira bastante exitosa por varias ciudades de Inglaterra, cerrando un ciclo con un formidable concierto en Londres.
La vida de Janis terminó cuando, internacionalmente, era considerada como la única cantante blanca capaz de cantar blues como las negras, o mejor.
Los motivos de su muerte, al cierre de esta edición, permanecían totalmente ignorados. Pero ahora, más que nunca, cobra tremenda importancia una declaración de Janis aparecida en el primer número de Pelo, en febrero de este año. Ella había dicho premonitoriamente: «Yo soy una víctima de mi propio interior». De ese mismo interior que quizás fuera tan cósmico hacia adentro como sus blues lo eran hacia el espacio.