Más allá de que para los más acérrimos fanáticos de Queen el
film tenga algunos errores conceptuales en episodios o fechas, no cabe duda de
que las dos horas y veinte que dura la película no satisfacen del todo ese postergado
homenaje en la pantalla grande a uno de los mejores cantantes de la historia
mundial de la música.
“Bohemian Rhapsody” sembró mucha expectativa, pero demoró
demasiado en estrenarse y además tuvo dos directores distintos, uno de ellos
envuelto en varios escándalos mediáticos. Cosechó cinco nominaciones al Oscar (que
pueden ser un poco excesivas) aunque tampoco importa si recibirá más premios o
no, como lo fueron los dos Golden Globes que ya tiene en su haber. De todas
maneras, la ya merecidamente premiada actuación de Rami Malek es casi perfecta,
por momentos naif, pero muy poco se le puede reprochar al actor que encabeza el
elenco de la serie dark Mr. Robot.
El largometraje deja cierta manija de más historia y música en vivo porque es inevitable no querer ver todo eso en lo que podría haber sido una serie de Queen, o del mismo Freddie, pero la exposición constante del personaje elaborado por Malek podría ser tediosa y hasta desgastante. Una estrella incandescente.
Si bien “Bohemian…” es una biopic sobre el líder de Queen, vale la pena insistir en que el actor con raíces egipcias se hace cargo y congrega todos los halagos. Ni hablar de la puesta en escena de las canciones. No falta ninguno de los inoxidables clásicos de Queen, de todas las épocas, en versiones cuyo intérprete por fortuna no se mofa de la situación como si estuviese en un karaoke japonés, ni tampoco lo convierte todo en una comedia musical. Parada brava reversionar a Freddie sin aprovecharse de sus performances únicas sobre un escenario.
El hecho, además, de que el artista nacido en África Oriental
sea apreciado en la película desde el divismo que lo caracterizó, lo hace más real
ante el espectador por el valor incalculable que dejó su vida artística, y también
aproxima y aggiorna lo cuestionado que resultó por su sexualidad y estilo
extravagante, pese a ser, lo que se conocía en aquellos tiempos como un
rockstar.
La leyenda de Freddie, en lo que fue el film de 2018,
revaloriza también el rol de May, Deacon y Taylor que convocar a FM y revolucionaron
la escena con el icónico “A night at the Opera”, precisamente el álbum que
contiene la rapsodia que agració a esta megaproducción británico-estadounidense.
Los rumores de una segunda parte hacen sospechar de que estaremos ante una melancólica definición de lo que fue la vida de Mercury desde el Live AID hasta su partida. Otra apuesta difícil que tendrá quien se encargue de dirigirla, si es que sucede, tal cual anticipó Brian May a fines de 2018.