Por haber hablado tanto
por las manos en el fuego
tantas cosas se dijeron
tantas otras nos callamos.
Yo no sé hacia dónde vamos
solo sé una sola cosa
es un gesto el que me acosa
y me eriza la mirada
«acá no ha pasado nada»,
sin embargo ya soy otra.
Es inútil la palabra
si se dice para adentro
la mueca en la que me tenso
me hace un nudo en la garganta
y si acaso se levanta
esa voz medio dormida,
si se abrazan las heridas,
con una mirada atenta
en el ojo de tormenta
veo un punto de partida.