Satélites suicidas
filman la destrucción.
Desangran los árboles
y sangro.
Controlan todo
para evitar desilusión.
Armonía, para
continuar con vida.
Con una vida sin color,
una agonía sin tensión.
Solo son el aire cruzando.
Una salida sin presión.
Si otro satélite cayó, vivimos mejor.