Si llegamos con suerte, no?
si llegamos con suerte
a las nueve de la mañana desayunamos.
Vino Juan? vino Juan? Juan?
Dónde está Juan? Ey!
Maldito! Ey!
Maldito!
De nuevo en la casa de la rotonda
“primero hache”,
en lo profundo del polvo de neón
mús improvisados que nunca,
los chicos ahora se alinean a lo largo
uno tras otro,
una clara línea divisoria antes del micro,
después también.
Es un viaje de época
en el micro, fuera del micro.
Un billete de ida hacia las espesuras
del Nirvana.
Ey! Ey! Ey! Ey!
Horacio, Horacio, despertá,
Horacio despertá!
llamalo a Guido,
a Guido sí, que venga.
Guido que se parece a una postal de Navidad.
Llamalo, llamalo.
No, no toques el saxo ahora
tocalo después.
Ahora no quiero escuchar nada
me quiero quedar acá en el cuarto
ni me llamen para comer, ni para comer.
Ey! Ey! Ey! Ey!
Ahora no Horacio, no traje más hoy
y el micro que ahora es amarillo
y que antes era verde y después fue rojo
o quiero que sea rojo,
lo miro desde la ventana,
es un lindo micro de colores.
Y yo voy por allí bordeando y bordeando,
y voy bajando, bajando,
bajando cada vez más
y de repente subo
y subo y subo y subo,
micro de colores.
Ey! Ey! Ey! Ey!
En mi micro de colores.
Para vos, Master Morocho.
En mi micro de colores.