Tenemos los mismos vicios, iguales penas;
comemos el mismo pan, nacemos todos igual,
y a veces tardamos años en despertar.
La realidad más profunda hiere y nos quema.
«Ser alguien» nos tiene mal, se sueña para palear
y descubre que no está en ningún lugar.
Sólo hasta aquí las miradas tienen algo diferente.
Déjenme en paz! No podemos ser mentira y ser verdad;
no podemos defender y ser fiscal!
Tenemos los mismos miedos, iguales cielos,
en rima de algún refrán, somos cobardes para empezar
a resucitar los muertos que vivos hay.
Todas las viejas cuerdas que hemos atado,
no importa cuál va a ceder; morir sólo es comprender,
la vida prepara el alma para nacer.
Sólo hasta aquí mil estacas nos clavaron duramente.
Déjenme en paz! No podemos ser los buenos y el rufián,
no podemos ser los ciegos y mirar!