La cantautora cordobesa presenta su álbum debut solista, “Música para sanar máquinas rotas”.
“El proceso fue gozoso, sola con mis tiempos, tranquila, en contacto con la naturaleza, convencida de lo que estaba haciendo, lo mejor que pudiera. Si tenía que cantar un trozo días enteros los regrababa hasta estar conforme. No tenía prisa”, recuerda la joven cantante sobre la grabación de su reciente disco.
Victoria Real es el proyecto de Victoria Caregnato, quien vivió durante algunos años en París realizando cursos en Guitar Graft dictados por Robert Fripp (King Crimson). Además, como guitarrista y en distintos proyectos, giró por España, Inglaterra y Alemania.
“En Europa aprendí a hacer las cosas bien porque está bueno hacerlas bien –remarca–. Hice un trabajo espiritual y musical profundo y necesario para poder sobrevivir en un mundo que nunca entendí. Me encontré con las personas indicadas, gracias a eso me salvé. Sufrí mucho hasta llegar a ese punto y por fin llegó. También aprendí a tener disciplina y a encontrar lo que me hace bien hacer. Encontré las herramientas para poder llegar a eso: Cómo usar mi energía, a dónde ponerla sin sentir que eso fuera un derroche sino todo lo contrario”.
“Música para sanar máquinas rotas” comenzó a cranearse en las tranquilas Sierras cordobesas: “Actualmente me la rebusco para solo dedicarme a hacer lo que necesito. En este momento es música y mucha meditación. El álbum terminado me agrada escucharlo, es un alivio, me hace bien, es un disco Lo-Fi, casero, eso tiene su sabor particular, pero el efecto que quise compartir creo que está logrado”.
¿Qué quisiste contar y mostrar en este material?
Quise mostrar la parte más linda que pude sacar de mi y que a la vez no fuera algo del ego, sino algo que pudiera llegarle y servirle a otro ser también.
¿En qué momento te diste cuenta que estabas lista para lanzar tu carrera solista y grabar tu primer disco?
Hacía muchos años que componía canciones y practicaba guitarra a diario con mucha disciplina encerrada en mi cuarto, 17 años día a día. Tuve varios proyectos, en Londres, en España, ninguno fue a más, en Barcelona a lo último había dejado una banda completa de chicas con todas canciones mías. No encontrábamos cantante y eso quedó pendiente. Cuando volví a Argentina, empecé a animarme a cantar, estaba haciendo canciones más íntimas, que surgieron de lo que serían estados más bien oscuros, y noté que las canciones revertían mi estado. Fueron un puente de algo genuino y sanador para compartir. Nació de una necesidad interior. Por eso es “Música para sanar máquinas rotas”.
¿En algún momento le tuviste miedo al canto?
Lo que me hacía dudar era mi voz, yo no era cantante. Un día fui a visitar a un primo que es cantante de música de cámara y le mostré algunos temas y me dijo: “esto tiene que ser escuchado”. Creo que eso me dio mucho ánimo. Después el Inamu, que seleccionó mi proyecto escuchando las canciones que había mandado, me hizo moverme, tenía que hacerlo.
Hiciste un disco de canciones muy cortitas, la mayoría no supera los dos minutos.
Se dio así. ¿Para qué hacer algo largo si lo que quiero decir ya lo dije? Me gusta honrar el principio de la calidad antes que la cantidad. Me pareció suficiente, y honrando la mejor calidad con los recursos que tenía.
¿Cómo definirías tu esencia musical, qué sentís que podés explotar de vos misma?
Me descubro a cada momento. Intento partir desde la quietud para crear, Busco ser auténtica. Creo que ahí está la cosa. Seguro hay mucho de mi que aún no conozco. Descubrí que puedo cantar y que compongo mucho. Es magia. Hago lo que tengo que hacer para lograr cantar, tocar y componer cada vez mejor. Estoy ganando confianza personal, eso me permite hacer cada vez más cosas, descubrir más el potencial que pueda haber en mi. Me gustan los desafíos nuevos, aprender cada vez más. Estoy contenta con mi primer disco y con el material que se viene, muy entusiasmada. Trabajar con limitaciones me hace jugar al máximo. Sacarle el mejor jugo a lo qué hay disponible.
¿A qué le componés y le cantás?
Tal vez me canto a mí misma o a la humanidad, es lo mismo, somos todos terráqueos de carne y hueso, a la parte más esencial o a la sombra a veces proyectada en otros personajes. Supongo que siento que es mi mejor aporte, una forma de dar algo que hace bien porque me hace bien a mi y es donde pongo todas mis mejores energías. Es como ser cocinero pero de canciones. Uno pone todo su esmero, amor, calidad, atención, conexión y lo presentás a los oyentes.
¿Qué significa en tu vida la música y poder desarrollar una carrera dentro de ella?
Ahora pienso que es un desafío constante, realizarme, plenitud, estar conectada con una calidad superior, comunicarme, jugar seriamente, hacer lo que necesito hacer, afinarme. A través de la música intentar ser mejor ser humano, más consciente y conectado. La música es el medio que elegí en el que encontré el trabajo o el camino a seguir, algo para desarrollar. Pienso qué hay que elegir un camino en la vida, no se pueden correr dos conejos al mismo tiempo. La finalidad del trabajo abarca mucho más que solo lo musical y lo mismo al revés, lo musical abarca mucho más que la música en sí.