El músico argentino Martín Oliver presenta su segundo disco, “Psicosis Radio”, donde confluyen el funk, el rock, el pop y las baladas.
“La idea fue salir a buscar sonoridades y formas de canción y dicción que tal vez no eran a las que estaba acostumbrado –señala el cantante–. Hubo un cambio de perspectiva en cómo se gestó el disco respecto a lo que venía haciendo. Se laburó con un concepto como lo es la psicosis, lo que fue muy fuerte e increíble al mismo tiempo. Traté de alguna manera sumergirme en el concepto lo más que pude hasta poder retratar desde mi óptica lo que esa patología conlleva, relacionándolo siempre con las pequeñas formas, no tan pequeñas, de psicosis urbanas que siempre me llamaron mucho la atención”.
Para Martín, este álbum se diferencia en la orquestación y el espíritu en comparación con su antecesor “Perdido día gris” (2015), y remarca que en aquel material la banda acompañaba al cantautor y en este tienen un rol más protagónico dentro de la música, incluso desde las composiciones de las canciones.
Si bien “Psicosis Radio” es más verborrágico, existe una continuidad entre ambos discos respecto a la forma de escritura.
“Soy bastante obsesivo con que la letra y la música tengan concordancia, que puedan coexistir en la misma canción –reconoce–. No creo posible que haya una letra increíble adentro de una canción que musicalmente no funcione, creo que van de la mano siempre. Me gusta que las letras digan algo, más allá de estar hablando de algún tema que pueda parecer banal, creo que hay que encontrarle la vuelta para contarlo de una manera diferente. Y a la inversa, el sonido tiene que reflejar un poco esa inercia que trae la letra”.
Para este álbum producido por su colega Guillermo Beresñak, Martín Oliver incluyó como bonus track una versión más oscura y grabada en vivo junto a toda su banda del clásico “Penumbras” de Sandro.
“No la hubiera incluido si no hubiese sentido que le aportaba algo al arco formal de ‘Psicosis Radio’. Me encanta, siempre que la escuchaba sentía que tenía una cadencia muy actual y que rítmicamente se la podía llevar a algo más trip hoppero, un poco Portishead, pero siempre tratando de mantener la esencia que le imprimía Sandro a sus temas. Tal vez eso fue lo más complicado, serle lo más fiel posible a la versión original, tratando de llevarla a un lugar más moderno, pasándola por la estética que maneja el grupo”.
Te manejás en un estilo con bastantes géneros, ¿cómo surge en voz esta idea musical para tu proyecto solista?
Más que nada por la libertad que da el hecho de ser solista. Si uno se fija en los primeros discos de muchos de los grandes solistas, hay un poco esta idea de libertad estilística que tal vez en una banda sea más complicado de lograr. Me gusta la idea de balancear los discos y eso hace que a veces aparezcan canciones que no iban a formar parte y que sin embargo pasan a cumplir una función clave; o a la inversa, que una canción tenga que salir del disco para que no se sature alguna idea adentro del mismo.