La banda participa en Mendoza del ciclo Rockódromo. La entrevista de Laura Araujo, para Los Andes.
Hace un año y medio que Flipper existe. En ese tiempo han logrado consolidar un sonido propio y difícil de encuadrar en un género determinado, la experiencia sobre escenarios y un disco, Flipper, editado en la fecha de su primer aniversario.
Este viernes Flipper, junto con Y… Edward Platt como el Jefe y Prismal abrirá el ciclo del programa de radio Rockódromo que traerá además, a bandas porteñas que no han pisado Mendoza, que no lo hacen muy seguido (o son pocos los que se enteran cuando vienen) y, que ya cuentan con sus seguidores locales como Árbol, Pez, Raíz, Natas o Carajo, entre otros.
Es una buena oportunidad -ya que a decir verdad, los músicos no habían cedido entrevista alguna a esta Página y es una de las bandas más convocadoras por estos días- para charlar con Pablo «Perico» Bazán (bajo), Fernando Suárez (guitarra), Mariano Etcheto (batería) y Gonzalo «Pili» Lanzilotta (voz) sobre la vida y obra de la banda. Aunque una vez que llegan al lugar convenido para esta entrevista cuesta entrar en clima. No paran de hacerse chistes y al mismo tiempo, discutir sobre la estética y ética de la banda. Sin embargo, como siempre pasa, es esa disparidad de criterios la que dispara espacios interesantes: sus canciones de menos de tres minutos donde confluyen pasajes funk, hardcore y, hasta glam y ska. Y hay un dato clave. A la primera escucha (ya se va con prejuicios al encontrarse con otra banda mendocina que cayó bajos los influjos de la tríada sagrada Red Hot Chili Peppers, Primus, Living Colour) se esperan giros previsibles que Flipper esquiva con gracia.
-¿Cómo te diste cuenta que querías ser músico?
Fernando y Mario empezaron como a los 12. El primero, entró con la zamba hasta que conoció al ex In Puribus Leo Aput, que «me inició en las influencias rockeras». El segundo, le pegaba a todo lo que encontraba hasta que su madre se apiadó de él y le compró una batería. Perico: «yo escuchaba música desde chico y me gustaba la idea de tocar. Empecé con la guitarra pero me sentía más creativo con el bajo. Aunque yo quería ser cantante pero no me dejaron» (risas). Gonzalo: «A mí me inventó Mario. Como se hace con todos los cantantes, un poco se los inventa. Está la banda tocando y dice: «qué onda, metamos un cantante». Yo cantaba en otra pero era medio cumpleañera. Pero no sé… ¿por qué me llamaste?». Perico (interrumpe): «es que se sabe meter la mano dentro de la boca (risas). Igual, al principio no sabíamos. Dijimos: ‘no sé si se va a poner las pilas con la banda porque ya no es muy pila con la vida’».
-¿Cómo cae en sus casas que toquen en un grupo?
Perico: -Mi mamá me apoya, mi papá no tanto. A él (por el guitarrista), a veces lo llamábamos para ensayar a la mañana y la madre no lo despertaba.
Gonzalo: -Creo que cuando a mi mamá le muestre la nota del diario, voy a poder estar dos meses más en mi casa.
-No creo que vean que puedan vivir de esto en Mendoza
Gonzalo: -Es que tenés que ser un rolinga o te cagás de hambre.
Perico: -O irte como Karamelo Santo. Acá los va a ver todo el mundo después que salieron en la tele. La otra vez mi papá me preguntó si eran de acá o de Buenos Aires.
-Fuera de esta realidad,¿Con qué fantasean: plata, fans, llenar un estadio?
Mario: -Tener guita para poder equipar la batería cuando quiera para experimentar.
Perico: -Me alcanza con vivir de esto…
-Pero en serio, fantaseen.
Mario: -Bueno, si es por eso, me gustaría tener una casa como la de Kid Rock (se ríe).
Perico: -A mí me encantaría llegar a un lugar y que todos digan: «Ahí llega Perico» y yo conteste: «Vamos, pidan un trago que todo va a cuenta mía».
-¿Y con las fans?
Perico: -Eso es un mito. Yo no tengo más éxito con las chicas desde que estoy en el grupo (risas).
Mario: -Además, todas las chicas después preguntan por el cantante.
Perico: -A mí me gustaría una vida nocturna, que de para los excesos. Tocar todas las noches y no preocuparme por pegar afiches y esas cosas. Es que cuando tenés que salir a pegar se te acaba todo el glamour.
-¿Será por eso que falta más glamour en el rock mendocino?
Gonzalo: -Es que es demasiado… heterosexual. No se anima a jugar con la estética por miedo de que duden sobre su sexualidad.
-Será por eso que hay una concentración en el virtuosismo. Después de todo se trata de tocar mejor que el otro y a lo grande. El lugar común dice que esa clase de competencia es típicamente masculina.
Gonzalo: -Hay una imposición que va un poco más allá. Hay músicos que te dicen: «está bien que escuches esto y esto no». Y esa elección está basada en lo que ellos llaman «tocar bien». Pero a mí me provoca muchas más cosas, una banda como (la banda de punk mendocina) Embate.
Perico: -En nuestro caso somos bastante simples. Al principio aportamos un concepto a los temas y arrancamos. No nos complicamos, nos interesa que todo esté al servicio de las buenas canciones más que el lucimiento personal.
-¿Hay músicos que les despierten envidia?
Perico: -Más que envidia admiración: Les Claypool, Flea, Pedro Aznar.
Fernando: -Guitarristas buenos hay una infinidad. A mí me inquieta más un guitarrista que puede ser muy creativo, como John Frusciante.
Mario: -Me gusta el baterista de Living Colour pero me encantaría tocar como Pomo, el de Invisible.
Gonzalo: -Kurt Cobain que con tan poco, puede hacer tanto; David Bowie, un adelantado a su época tanto en lo musical como en lo visual.
-¿Y hay envidia entre las bandas de Mendoza?
Gonzalo: -Más que envidia, indignación: que bandas tan pedorras tengan tanto y bandas buenísimas lleven tan poca gente.
Fernando: -Pero ahora las cosas han cambiado. Hay bandas que se juntan y las más grandes, invitan a las más chicas a tocar. Eso antes no pasaba.
-¿Después de este recital, cómo sigue el año para ustedes?
Perico: -Me imagino que con una megafiesta para festejar nuestros dos años, pero en realidad no proyectamos. Este año nos juntamos en un asado para planear el «Flipper 2003» pero no pasó nada. Somos de los que hacen cuando los invitan a tocar.