Sacaron su quinto disco, con temas de punk melódico. Algunos les dicen «caretas», pero ellos dicen que tienen los caninos afilados… La entrevista de Karina Noriega, para el Sí de Clarín.
¿Los perros están domesticados? El cuarteto punk-rock que en sus inicios era más ramonero y hablaba de alcohol y otras yerbas («Un vinito más», en El ángel de la muerte, 1998) y se refería a la actitud del házlo tú mismo «tirado en una esquina», se defiende apenas llegado de su viaje desde Rosario en auto. Es que muchos fans se sorprenden con su quinto álbum, Todos los perros van al cielo, y ellos explican: «Es una evolución natural, tenemos otras cosas para decir». Bulldog, autobautizado por el amor a los perros y por «el nombre del primer bar en Amsterdam que vendió marihuana», forma con Hernán «Mantu» Mantoani (voz y guitarra), Ramiro «Rata» España (bajo), Guillermo «Willy» Tagliarini (guitarra) y Luis «Bebe» Gindre (batería). Desde su disco anterior (El campo de los sueños, 2002) hicieron 163 shows, se sumaron a la festivalitis 2003 y recorrieron los cuatro puntos cardinales del país. Ahora demuestran que son más sanos que la cronista: no fuman y toman… ¡té con leche!
—¿En qué siguen siendo punks?
Bebe: Si bien los discos van evolucionando por la edad, los shows siguen teniendo una esencia muy divertida, muy enérgica.
Willy: Y seguimos siendo independientes. Creo que ésa es una actitud muy ligada al punk-rock.
Bulldog arrancó en el ’96 con el que consideran su primer disco, Un lugar para juntarnos, aunque habían lanzado dos trabajos en formato demo, Cementerio Punk (92) y Si yo (95; nombre que los fans aún grafitean en mochilas). Según Willy, «Si Yo es un referente para la adolescencia, donde se empieza a escuchar esa música. Nosotros marcamos algo».
—¿Qué comparten con su público, en su mayoría adolescente?
Bebe: ¡En un momento éramos pares de los pibes! (Risas).
«El grito silencioso», primer corte de Todos los perros…, es punk melódico alla Attaque (Ciro Pertusi fue invitado en el disco anterior). Cuentan historias de amor («Mi amor, mi sol, mi perdición»), protestan contra la alienación del cibercafé («Vuelve», escrito por Rata, que trabaja en un locutorio) y hablan de la fidelidad (¿consigo mismos?) en «Fiel».
—¿Son infieles los que ahora los acusan de «caretas»?
Mantu: Hay chicos que se acercan y nos dicen: «Ey, ustedes tocaban para doscientas personas». No quieren que crezca la banda, ellos quieren exclusividad.
Willy: Una vez me lo dijo Ciro: es parte del equilibrio. No podés pretender que a todo el mundo le guste la banda y el nuevo disco…