El músico y conductor editó un nuevo disco de jazz, producido en forma independiente. La crítica de César Pradines para La Nación.
En verdad este trabajo del saxofonista Roberto Pettinato plantea un dilema, pues la escena jazzística local no tiene a ningún músico de tanto atrevimiento, aunque la propuesta no tenga nada de innovadora ya que intenta construir un discurso que nació como una necesidad de expresión en el jazz negro de los años sesenta y que se disolvió en el tiempo. Acompañado por un trío selecto como Ricardo Nolé en el piano, Alejandro Herrera en el contrabajo y Oscar Giunta en batería, en algunos temas toca otro muy buen baterista como Sebastián Peyceré, el disco tiene una extraña continuidad, al punto de asemejarse a un largísimo tema. La propuesta de hacer free jazz, que en principio parece tan sencillo, revela la necesidad de una particular forma expresiva que la sección rítmica no siente, aunque suene muy bien. La única señal de este estilo está en el saxo de Pettinato, un músico con un buen sound aunque no consigue transmitir la dramaticidad que cultiva el estilo. Eso sí, muy prolijo.