Paradójico, pero cierto. Los dos discos más interesantes aparecidos en los últimos meses tienen en común el apellido Calamaro. Este es el otro, el más cool (seguro?), el más experimentado, el Andrés.
“Nadie sale vivo de aquí” es una nueva explosión del vertiginoso, apabullante, denso y romántico impulso creativo de Andrés Calamaro, uno de los pocos músicos que puede afirmar sin sonrojarse que hace música argentina. Porque si algo que da en claro después de repasar la trayectoria de este prolífico músico y productor, es la identificación de un sonido —-entendiéndose por tal la conjunción de las palabras y la música- personal y localista. Por eso “Nadie sale vivo de aquí” vuelve a darle ireverentemente la espalda a la moda, a cualquier recurso de la consola, que precisamente él maneja como pocos en este medio.
En cambio, están todos los rasgos personales de Ándrés, su verborragia incontenible, esas melodías que parecen recrear aquella máúsica argentina primitiva, la de los precursores del rock nacional. Hay canciones para todos los gustos: baladas nostálgicas y rockanroles poderosos y hasta el toque latino en canciones con aire de ranchera.
En este disco Calamaro profundiza el concepto de banda que ya había despuntado en su trabajo anterior. De nuevo están las guitarras poderosas de Gringui Herrera y Ariel Roth, el bajo de Alejandro Schazenbach, la batería de Ricardo González y el saxo de Jorge Polanuer, todos juntos y empujando para el mismo lado bajo la atenta batuta de Mr. Calamaro. Decíamos que hay para todos los gustos, pero puedo señalar algunas canciones como las que parecen dejar un sedimento más intenso: “Con la soga al cuello”, “Pero sin sangre” y “Nadie saldrá vivo de aquí” en primera selección. Después “Vietnam (habrá intuido el indul to?) y la completamente atípica “Dos romeos”, basada en una novela del escritor de ciencia ficción Brian Aldiss. En síntesis: un disco engañoso, su primera audición puede crear la falsa sensación que se ha asimilado totalmente el contenido. Nada más errado, recomendamos varias audiciones y la voluntad de dejarse atrapar por este personaje tan auténtico y vital que es Andrés Calamaro.