Este nuevo disco de Massacre fue grabado y producido por el perico Juanchi Baleirón y quizá esa sea la principal novedad respecto de sus antecesores más inmediatos: el sonido. todavía denso, es más compacto y cristalino que el de 12 nuevas patologías (2003). La gravedad y la morbidez. sin embargo, permanecen y Massacre insiste en extraer de la angustia y la enfermedad frecuentemente confinadas a la infancia— la energía para componer canciones.
Hace veinte años. Massacre inició lacorriente derockskaterenla Argentina. Y este linaje “costa oeste” todavía se percibe en arreglos de guitarra y en algunas referencias al mar, como también en la recurrencia a escenas de encierro adolescente. Y es que incluso cuando canta sobre el divorcio, Walas recuerda las proyecciones que hacía de niño cuando respondía que de grande quería ser “marido” y desea “que vuelva el niño aquel”.
Pero si por un lado están los temas más “angustiosos”, entre los que “Clavos y globos” quizá sea el mejor y el más exagerado, por el otro aparecen algunos más delirantes, entre los que se destaca “La reina de Marte”, ideal para descomprimir, un poco, tanto nudo en la garganta.