James Brown se presentó por tercera vez en Buenos Aires.
Por tercera vez en Argentina se presenta la leyenda viviente del soul, ni mas ni menos que James Brown así que dispusimos nuestras naves y nos dirigimos hacia el Luna Park, para ver que se traía entre manos el legendario artista.
En el horario indicado nos apersonamos en el lugar y lo primero que vimos fueron muchos famosos dando vueltas al igual que destacados músicos del ambiente nacional, una vez dentro del mismo nos recibió la música de Tony 70 banda de soul argenta que oficiaba de entremés, pudimos ver acompañando a esta formación a los hermanos Spinetta rapeando un poco antes de que culminara su actuación.
Un tibio aplauso despidió a los teloneros y todo se preparaba para el gran momento, aquí haremos un pequeño alto para dividir las aguas, por un lado tendremos el mito, la banda y por otro la realidad que nos mostraría un artista que poco se parecería a aquel que visitó Argentina anteriormente, bastante desmejorado, entrado en años que han pasado factura y limitado a ser casi un maestro de ceremonia apoyado en una tremenda banda y un grupo de tres coristas que le ponen la piel de gallina a cualquiera. Hay que destacar la personalidad y el manejo de escenario que los mismos años han grabado a fuego y la experiencia no los deja de lado.
El show empezó con una extensa introducción para el lucimiento de uno de los puntales de la gran banda Watkins, Jeffrey Todd un impresionante saxofonista, ante la atenta mirada de Farris Hollie director musical y trompetista, luego tomaría la posta el presentador oficial que nos traería con su voz a Cynthia, Jacqueline y Sheila las tres coristas que harían de las suyas durante todo el recital. Finalmente, el público presente que había colmado la sala recibe en escena a Mr. James Brown.
El auditorio pudo asistir a un show con grandes climas desde lo musical, muy buenos coros, algunos pasitos y un juego de micrófono de James que a media maquina manejó el evento sin fisuras pero midiendo las energías, aquellas que en otras épocas sobraban, y cantando lo justo y necesario. En algunos pasajes se encaramarían al escenario dos bailarinas que demostrarían sus dotes a ambos lados del artista. El soul sonó, la música disco que tanto le debe al artista tuvo su espacio y dos blues entraron en la lista de temas, uno fue para recordar a Ray Charles recientemente desaparecido y el otro para anteceder a los clásicos «I Got You (I Feel Good)» y Sexy Machine» donde podemos decir que Brown dejo todo en las tablas, bailando con las coristas, desafiando con teclado y voz al saxo y jugando un partido aparte con las nalgas de las bailarinas.
Así se pondría fin después de una hora y media de show y todos se retirarían a camarines para nunca mas volver a pesar de los pedidos de los extasiados oyentes que pasaron de los alaridos y gritos de mas al silbido y abucheo generalizado. Así paso sin demasiadas pompas por Buenos Aires uno de los referentes de la música negra internacional.