Catupecu Machu clausuró la última jornada del festival santafecino. Por Julia Michlig.
De la mano de Catupecu y el pogo de los espectadores, se dio por concluida el ciclo Santa Fe Rock 2004. El jueves se llevó a cabo la sexta y última fecha ante una menor convocatoria respecto de la fecha anterior (con Babasónicos). Por supuesto, todo empezó tarde otra vez. Especialmente por el hecho de que no había suficiente público a la hora anunciada del show.
Nuevamente, a las 10.30 iRAe subio al escenario para realizar su mini-prueba de sonido y luego continuar tocando los 40 minutos que fueron suficientes para demostrar que el nü metal (con sus debidos efectos en las cuerdas y sus letras ‘fuertes’) es un género muy poderoso y llamador a la hora del pogo.
Casi una hora más tarde, The Estigma se hizo presente para probar el sonido y seguir con su set. Como era de esperar, su tiempo alcanzó para difundir sus temas punk-hc (con un ritmo bien power) y seguir armando pogo como lo hizo la primer banda.
Aunque el estadio no se encontraba repleto, la gente comenzó a cantar para que toque Catupecu. Ya muy pasadas las 00.30 fue el turno de que Fernando, Gabriel, Javier y Macabre suban al escenario. Durante su show de cerca de una hora y media, Catupecu Machu se encargó de cerrar el Santa Fe Rock a full. Un muy buen cierre, teniendo en cuenta el hecho de que el público fue el que más se divirtió obedeciendo a las órdenes de los hermanos líderes, es decir… cantando y pogueando sin dejar de prestar atención a la música.
Un detalle muy lindo y con buena aceptación fue la invitación a César Andino (Cabezones) para acompañar cantando dos temas. Para el final, el viejo éxito Dale.
Para cerrar la nota, bien vale una reflexión acerca de este Santa Fe Rock. A diferencia de muchos otros festivales que se realizan con fines de lucro, con muchos sponsors, contratos y «acomodados», éste fue muy distinto: lo hicieron de corazón. Por eso mismo, al ser todos voluntarios (algunos sin preparación para eventos de gran magnitud) era de preveer ciertos desperfectos en la organización.
Más allá de todos los errores que se llegaron a cometer, es necesario reconocer y agradecer a este Santa Fe Rock de haberles dado la oportunidad a mucha gente de ver bandas. Por un lado, conseguían bandas nacionales mientras la entrada era tán solo de $5 -es decir, entre un tercio o la mitad de lo que cuesta un recital de la banda-. Por otro lado, está la difusión del under local, la posibilidad que le brindaron a las bandas para tocar (sin dinero por medio) en el mismo escenario que una banda nacional y frente a un público medianamente grande.