A pocos días del lanzamiento de «Pariah’s Child», su nuevo disco de estudio, la banda finlandesa de power metal volvió a la Argentina para festejar el 15º aniversario de «Ecliptica», primera placa de la agrupación, editada en 1999.
El cielo está de nuestro lado. Gracias a vaya a saber uno qué disposición del destino, en exactamente un año Tony Kakko & Cía. nos dieron el gusto de pasar dos veces por nuestro suelo. Primero, en marzo de 2013, cuando presentaban Stones Grow Her Name, su disco más reciente hasta ese momento. La segunda, hace pocos días – el 22 marzo de 2014 -, en el Teatro de Vorterix, para festejar los 15 años de Ecliptica, su histórico primer trabajo de estudio, que marcaría el comienzo de algo que no haría más que crecer.
El explosivo arranque, apenas pasadas las 21 – y tras el insólito pasatiempo de un público ansioso cantando canciones patrias -, fue con un adelanto del nuevo disco – Pariah’s Child, que sale a la venta en USA el 28 de marzo 2014 -, el primer single: ‘The Wolves Die Young’, para ahí nomás volver atrás con una de Stones Grow Her Name: ‘Losing My Insanity’.
Pero festejar un primer disco a 15 años de su lanzamiento es también un inevitable llamado a festejar 15 años de carrera. Por eso, además del obligado Ecliptica (del que sonaron ‘My Land’, ‘Fullmoon’, ‘Kingdom For a Heart’ y la preciosa balada ‘Replica’), todos los trabajos del quinteto tendrían reservado un espacio especial.
Silence (2001), llegó con ‘Black Sheep’, ‘Sing In Silence’, ‘Wolf and Raven’, ‘Tallulah» y ‘Last Drop Falls’; mientras que su sucesor, Whinterheart’s Guild (2003), se asomaría tímido con ‘Victoría’s Secret’. Completarían la lista ‘White Pearl, Black Oceans’, ‘Flag In The Ground’, ‘In The Dark’, ‘Pain In Full’; mientras que la elegida para cerrar parcialmente el show sería otra de las más nuevas, devenida inmediatamente clásico: ‘I Have a Right’ (2012).
Durante unos minutos la sala permanecería oscuras, pero no en silencio. Los cánticos tradicionales, como «Pan y vino, pan y vino, el que no escucha Sonata para qué carajo vino», daban a entender que el público tenía pensado quedarse, aun, durante un buen rato. La banda volvería entonces para regalar 3 más: otra del disco por salir, ‘Cloud Factory’, ‘San Sebastian’ y, ahora sí la última: ‘Don’t Say a Word’.
Con una lista repleta de clásicos – muchos de ellos raramente interpretados en vivo -, un sonido impecable, claro y contundente, y una interpretación con la que, al cerrar los ojos, transportaba directamente al disco – por su precisión, por la profesionalidad de sus músicos, por la inoxidable voz de Tony Kakko (que no claudicó a pesar de estar engripado y con la espalda malograda) -, Sonata Arctica pasó nuevamente por Buenos Aires, dejando en claro por qué conforman una de las bandas más influyentes de la escena powermetalera mundial.
Fotos: Víctor Spinelli