Por si quedaban dudas, Catupecu Machu consiguió la consagración definitiva en su show del Luna Park.
La calle escupía potencia en los alrededores del estadio, la gente vociferaba canciones, hacía conjeturas, jugaba a saber más que la banda, se mostraba impaciente de ver, de saltar, de descargar todo el ímpetu que genera en cada ser la presentación de Catupecu Machu.
La banda de Villa Luro haría su primera experiencia en el preciado Luna Park y apostaron alto en todo sentido. Fernando Ruiz Díaz había anticipado que tendrían sorpresas desde le punto de vista escenográfico y musical, y así fue. Al entrar lo primero que se divisaba era un escenario por encima de los tres metros con largas correderas, dos tarimas aún mas altas y pantallas enormes de video que proyectarían imágenes en 3D e imágenes del mismo show.
A esto se le sumaba micrófonos colocados a lo largo del tremendo bodoque para que los músicos pudieran moverse por los diferentes niveles sin preocuparse por encontrar una salida correcta para su voz, el remate estaba en un recinto totalmente colmado que pedía a gritos el comienzo del acto mucho antes de las 21:30 horas donde todo dio iniciación al ritmo de «Ritual» y «Oxido en el aire», haciendo temblar la cuadra.
La artillería pesada elegida para el principio se completaría con «Perfectos cromosomas», «Plan B» de Massacre y «Hechizo» con una coreografía conmovedora del público, a lo que el cantante respondió con un «…muchas gracias, loco, este es el concierto mas emocionante de todos…».
Después de unos cuanto tracks sería tiempo de la sorpresa de la noche, cuando al momento que se anunciaba la interpretación de «Ciudad de pobres corazones» el mismísimo Fito Páez era invitado a subir a las tablas para ejecutar el tema de su autoría en una versión aún más enérgica que la original.
Otra perlita para los viejos seguidores vendría a continuación de la mano de «Calavera deforme», que serviría de presentación para los siguientes invitados, los señores Zeta Bossio y Fabian Von Quinteiro, que engalanarían una noche de lujo. A todo ésto hay que sumarle el sonido excelente, que no tuvo fallas de ningún tipo y sonó bien gordo, como se dice en la jerga.
En la parte final del espectáculo los discípulos quedarían totalmente atónitos y devastados con una impresionante seguidilla de temas que vale la pena destacar por el poder y lo que significan en la vida de Catupecu: «Magia Veneno», «Gritarle al viento», «Dale!!», «Quiero que pises sin el suelo», «Eso vive», «A veces vuelvo» y por último «Entero o a pedazos» con los cuatro en línea bien al frente del escenario para cerrar sin bises, como al principio de la historia del grupo.
Chapa ya tenía, pero sin lugar a dudas con este show antológico Catupecu Machu sacó patente de grande en todo sentido.