El virtuoso y prolífico guitarrista pasó nuevamente por nuestro país, esta vez para presentar su nuevo disco de grandes éxitos: «The Essential Richie Kotzen». Como en su última visita (junio 2012), el escenario fue el del Teatro Vorterix.
Richie es un artista simple. No fácil: simple. Sus puestas en escena distan de ser gran cosa: él con su telecaster guerrera y su voz desnuda de un lado, Dylan Wilson atacando las 4 cuerdas del otro, y al fondo, en los parches, el demoledor Mike Bennet cerrando el triángulo. Y listo, con eso alcanza y sobra. Porque Richie Kotzen es de esos músicos – a veces difíciles de encontrar – que se preocupan por la música. De la buena.
Así, armado sin más que los instrumentos, el trío se hizo de la escena apenas pasadas las 21 para brindar un show como pocos, en el que sonarían, claro, clásicos inevitables – 10 de los 13 que forman la flamante nueva compilación de esenciales -: «War Paint», «Love Blind», «Bad Situation», «Walk With Me», «Fear», «Doin’ What The Devil Says To Do», «Help Me», la tensa «You Can’t Save Me», «Fooled Again» y «Go Faster» (que cerraría la noche), a los que se sumarían tracks como «Peace Sign» y una espléndida zapada que daría lugar además a unos geniales solos de Wilson y Bennet. Sin embargo, esto no sería todo, porque el guitarrista de The Winery Dogs se daría también el gusto de presentar una canción nueva, «Cannibals».
El resultado, para nada sorprendente: un show impecable en todo sentido: un Kotzen inoxidable, tanto en su toque como en ese cantar que siempre traspasa lo huesos, 2 compañeros de banda que hacen lo inimaginable (en el mejor sentido de la palabra) para estar a la altura de las circunstancias y, al fin y al cabo, lo principal: canciones inolvidables, emotivas, salvajes, pegadizas, simples, complicadísimas.
Fotos: Víctor Spinelli