Skay presentó en Mar del Plata temas que integrarán su próximo disco… del cual aún no se sabe ni el nombre ni la fecha de edición.
Poly, la ingeniera psíquica ricotera por excelencia, siempre se las arregla para que además de disfrutar cada show, los chicos pasen un agradable fin de semana. Esa fue la premisa del recital que Skay Beilinson brindó el domingo en Mar del Plata. La gente de la ciudad ya había agotado las entradas la semana previa al show, mientras que las tribus habituales del resto del país fueron llegando entre sábado y el domingo. Los afiches empapelaban la ciudad: tocaba Skay!
El lugar del show era mítico: GAP (ex Go!), es que en ese mismo escenario Los Redondos deleitaron a la Feliz durante algunos recitales en los años ´94, ´95 y ´96. Fue el momento en que por continuos desmanes en los recitales de Huracán, Los Redonditos decidieron expandir su cultura por el interior del país y así, dejar huerfana a la Ciudad de Buenos Aires.
El show volvió a repasar el repertorio que Skay dio a conocer durante sus cinco shows en Buenos Aires durante julio, agosto y septiembre. Un sonido contundente y temas muy bien afianzados fueron los encargados de hacer saltar y bailar al elegante boliche de la calle Constitución. Entre los temas que Skay heredó de sus antepasados se destacaron Mi perro dinamita, “Jijiji”, “El pibe de los astilleros” y el clásico “Nene-nena”.
El recital comenzó con el moderno “Genghis Khan”, la lista de temas también albergaba los típicos riffs beilinescos de “Oda a la sin nombre”, “Espiroqueta”, “Paria”, “Flores secas”, “El gólem de Paternal”. Punto y aparte para el momento en que Skay y sus Trapezoides interpretaron “Presagio”, un clima oscuro en el que Skay dio a entender por qué es Skay. El tema en construcción “Caminos cruzados” volvió a sonar y de manera excelente. Tal es así que un centenar de teléfonos celulares registraron esos instantes del tema inédito hasta el momento. La melodía que genera el teclado y la voz del experimentado guitarrista en “Con los ojos cerrados” sin duda, aumenta las esperanzas de vida. Javier Lecumberry (teclados) añadió algunos cambios tecno a la melodía de “Síndrome del trapecista”, una novedad que le fue agradecida el día lunes cuando caminaba por la peatonal marplatense. “Abalorios” vuelve a poner en el máximo pedestal del rock argentino a Skay, mientras que “Dragones” hace reír y bailar a todo el boliche. Y llega el momento de “Astrolabio”: algunas lágrimas reprimidas invaden Mar del Plata y los eternos peregrinos volvemos a sumar kilómetros a este interminable viaje. El cierre fue muy acorde al show, “Dónde estas” concluyó la amena noche ricotera.
A Skay se lo notó muy feliz, es más: cada tanto regalaba sonrisas, agradecimientos y más sonrisas entre tema y tema. En el plano musical los elogios abundan, los Trapezoides están cada día mas firmes. El “Topo” Espíndola parece hacer transpirar hasta a su batería, Oscar Reyna (con corte de pelo incluido) es cada vez más guitarrista, se adueñó de los increíbles “solos”, “Lecu” en los teclados siempre nos sorprende con algún sonido novedoso y Claudio Quartero es el complemento de los graves perfecto para la banda de las bandas. Skay… es el corazón tímido de la banda, es el motor sonoro de una melodía exquisita y rica en contenido. Su poesía ha ido mejorando de manera notable, siempre mencionando aspectos de la lucha entre el bien y el mal, Skay adora tratar esos tópicos.
Los temas del próximo disco se encuentran prácticamente finalizados, pero habrá que esperar y contar con la astucia de la Negra Poly para escuchar el nuevo material que Skay prepara para volver a sorprender a este fiel público. Es probable que ese ansiado disco rockero por excelencia sea presentado en un reducto capitalino de gran capacidad.
Un show más, pero irrepetible como ya nos tiene acostumbrado este artista. Skay y sus Trapezoides pisaron tierra firme en Mar del Plata.