Kapanga se presentó en Neuquén y no colmó todas las expectativas.
Si fuéramos críticos de algún diario porteño le hubiésemos puesto al recital de Kapanga en Neuquén 2 estrellas, ni una más. La banda se encontraba en una situación particular porque venía a presentar «Botánika», su último disco, pero tardaron tanto tiempo en volver a la región que ahora, en vísperas de una nueva placa terminaron presentando canciones de dos discos. Suena algo extraño pero fue así.
Algunas cosas nos llamaron la atención fuera de lo que brindó la banda de Quilmes en el escenario. Hace tiempo que una banda no tocaba en una disco y nos vamos a detener sobre esto un instante. A pesar de la buena voluntad de la gente del local por hacer las cosas bien, muchos de los asistentes decidieron iniciarse en el legendario y complejo arte del pogo con todo lo que eso significa.
La pista principal se fue llenando de lentamente a partir de la 1 de la mañana de un sábado muy frío y desde ese momento se comenzó a percibir el clima de fiesta con alguna bandera y los pibes «del palo» que llegaron temprano para juntarse y ubicarse en pos de observar lo mejor posible el recital..
Definitivamente la música no acompañaba la espera del fana de Kapanga. Aconsejamos a los Djs de las discos guardarse sus compilados de rock nacional para las fiesta de los estudiantes o lo que sea. Y ni hablar del locutor del lugar, que alabó al Mono casi como si el resto de la banda no existiese.
Mientras los «rolas» bailaban al ritmo de Los Ratones… y Turf; el resto de la gente aguardaba en las barras el show mientras se tomaba algo. En muchos casos se llegó al exceso.
Casi llegando a las 3.30 y con el local en estado de ebullición subió Kapanga a lo que resultó ser parte del local una parte del local muy bien ubicada por sobre la gente y acondicionada para la ocasión como escenario. Nada de banderas ni vestuario arriba, mucha expectativa abajo.
«Buenas noches Neuquén», dijo el Mono, que a esa altura era comparado por el locutor casi como Bowie. Sonó «Fumar» luego de la bulliciosa intro donde el cantante repetía el nombre de la banda, algo que repitió muchas veces en la noche.
Después de la algarabía del primer tema nos calmamos un poco y le prestamos atención al sonido mientras escuchábamos los acordes de «Bailarín Asesino». Tenía un veredicto al respecto, pero quería otras opiniones:
-Dani, ¿Cómo sueña?
-Mal
-Che, loco, ¿Cómo suena?
-Mal
Ok, estaba en lo cierto, la fiesta seguía, pero no se iba a corregir ese problema en toda la noche.
Luego con «Ramón» el público se avalanzó sobre la pista y pude ver otro pequeño fenómeno que se daba justo ahí. El pibe «cero pogo» decidió ver qué pasaba si se ponía a saltar con sus amigos en la pista. Fue, saltó y se chocó con «lado B», que venía de otro sector. El pibe «cero pogo» indignado porque otro lo chocó (como era de esperarse en una situación como esa) perdió el eslabón que une sus 2 neuronas y practicó sobre el rostro de «lado B» un golpe de puño. Mientras que otro que venía de no se dónde empezó a empujar a los dos con el inminente fin que todos imaginan.
Nosotros, que tenemos un par de pogos en el currículo, calificamos este extraño episodio como «pogo mala leche», muy distinto a lo habitual en recitales de rock, debido a que en este caso daba la posibilidad de un encuentro boxístico «permitido» dentro del pogódromo entre el flaco del palo y el pibe bien. Lamentables fueron los resultados de esto en los 2 primeros temas.
Luego de que el Mono intentara calmar los ánimos abajo sin éxito, Kapanga siguió con su show tocando clásicos y mechando temas de Botánica y 2 nuevos, que tuvieron buena aceptación.
Para destacar fueron los 20 mejores segundos del recital, en los que la banda hizo «Caballero rojo», el tema del mítico personaje de Titanes en el Ring.
Después de medio show , Kapanga interpretó «El mono relojero», dedicado a la municipalidad de Neuquén y otra vez explotó la gente abajo. Seguido hicieron «Me mata», que culminó con un solo de espectacular a cargo de Maikel y su guitarra que desde aquí le dedicamos al locutor de la disco.
Ya terminando el set, el Mono se excusó: «disculpen, pero cuando nos llamaron para venir teníamos ensayados 18 temas, así que vinimos con eso».
Entonces nos dimos cuanta del por qué de tantos covers, entre ellos algunos de Bob Marley. Igual nos íbamos a quejar.
A eso le siguió «En el camino» y después fueron durante un rato la banda de covers más famosa, cuando tocaron «El final es en donde partí», de La Renga; algo de los Redondos, nuevamente Bob Marley («Stir it up») y otro de los mejores momentos de la noche con el Mono imitando a Outkast mientras hacía su versión de «Hey Ya».
Antes del final de esa parte no faltaron el mensaje a Mambrú y un momento genial en el que el Mono ignoró al locutor y que reproducimos acá:
Locutor: -Y hay más Mono y más Kapanga en la noche!! Mono, ¿Hay más Kapanga?
Mono: -¿Qué dijo este? (y se puso a tirar chistes con la banda)
Pese a todo el show terminaba siendo corto, venían los bises y la gente se quedó esperando algo más.
El recital terminó con «Cecator el borracho» y muchos, muchos aplausos.
Desde el principio al fin tanto el mal sonido como el «pogo mala leche» estuvieron presentes, un garrón. Y si a eso le sumamos los apenas 20 temas de la banda, el recital terminó teniendo gusto a poco.
Igualmente en esto no tuvo nada que ver el público «del palo» ni la gente del local, a la que le quedan por corregir sólo unos pocos detalles.
Esperamos a Kapanga nuevamente, tal vez en el mismo lugar, con más fanáticos, con disco nuevo y su revancha ante el público de esta región.
