Metallica, la banda de trash estadounidense, se presentó en el estadio Único de La Plata el 29 y 30 de marzo para el delirio de las cabezas metaleras argentinas.
El tour Metallica by Request (Metallica a pedido) le permitió a los fans votar los temas que la banda tocaría en ambas fechas y le entregó a su público el control del show. La mayoría de los temas fueron los clásicos y un adelanto de su próximo álbum, «Lords of Summer».
El show empieza con «Battery» y «Master of Puppets», del disco homónimo, y el estadio se cae. Piel de gallina, sueños de niños, sueños de adultos y Hetfield grita «Buenos Aires». Dos palabras, piel de gallina otra vez. Los músicos están transpirados como si el show llevara varias horas. Es que la puesta es austera pero las luces son muy fuertes. Los tubos de colores sobre el escenario inducen el ánimo de las letras: rojas en las más power, azules o verdes en las baladas. Los músicos se juntan en el centro de la espiral de pantallas y hacen un dúo de guitarras.
Al arranque de Welcome Home (Sanitarium), podemos ver los palillos de aluminio negro con puntera blanca de Lars y las expresiones faciales de todos ellos. Las pantallas tienen una definición que permiten ver las cejas desencajadas de Hetfield sobre sus grandes ojos azules, brillan con furia, con locura.
Un grupo de fans tuvo la suerte de presenciar todo el show desde el escenario, y se los podía ver ahí haciendo pogo, gritando, aplaudiendo. Hetfield se detiene a saludar a la gente del campo. Están felices de estar aquí haciendo música para todos nosotros. Buenos Aires es el último punto en la agenda latinoamericana. Nos metemos en Ride The Lightning y luego en se escucha el riff de la reveladora The Unforgiven.
El público alienta a los músicos sobre el escenario: «Me-ta-lli-ca, Me-ta-lli-ca» y empieza Lords of Summer. Los que están pegados a la valla, los más luchadores, los que no podrían estar en otro lugar, cantan y se agitan. El resto del estadio mira y aprende. Muchos escuchan la canción por primera vez. Luego de los aplausos se renueva la sangre con Fuel.
Sale un tímido fan al escenario, un cordobés que viene a presentar el próximo tema. Hetfield juega con él, lo acerca, lo aleja. La canción es Sad But True. El público, en el campo y las plateas, agita la melena. Kirk toca con una guitarra cola de tiburón, que arrasa como camión con 6 cuerdas. Acercamiento a Trujillo y su bajo de 5 cuerdas, que tiene un zombie dibujado con ojos verdes encendidos y que suena como truenos.
En Fade to Black Lars termina de tocar la batería con las manos desnudas. Entonces todo se pone negro y nuestros oídos más atentos. …And Justice for All para continuar con One, del mismo disco. Sale otro fan un poco más osado y presenta Creeping Death. Los fans que están sobre el escenario se acercan hasta el borde a gritar con sus co-legionarios que están en el pogo. El campo es una avalancha.
El sonido ha sido impecable en todo momento, al menos desde nuestra ubicación. Empieza Nothing Else Matters, el show se va terminando. El público reacciona con locura por la llegada de Enter Sandman, nadie quiere que la banda se vaya. Despiden a la Argentina hasta mañana con Whiskey in a Jar, Orion y el cierre definitivo de todos los shows, Seek & Destroy.
Foto: Lucas Page