Por primera vez, la banda tocó en la capital de la provincia en el marco del ciclo Santa Fe Rock organizado por el gobierno de la provincia.
Uno puede no ser devoto del reggae, del ska o de ritmos «fiesteros», no estar de acuerdo con posiciones políticas combativas de dudosa eficacia o con que el consumo privado de sustancias se utilice como un elemento público para intentar posicionarse como transgesor. Pero no por ello va a dejar de gustarle Las Manos de Filippi.
Una de las bandas más autenticas y directas del país se presentó por primera vez en la ciudad de Santa Fe en el cierre del ciclo «Santa Fe Rock», organizado por el Voluntariado Social de la Secretaria de Promoción Comunitaria del Gobierno de la Ciudad de Santa Fe. En un clima de buena onda, poco humo (por ser un show de Las Manos), mucha policía (demasiada) y unas 400 personas que en su mayoría no habían tenido la oportunidad de verlos y observaban sorpendidas la catarata de puteadas y gritos de bronca contra el sistema que bajaban sin cesar del escenario. El set de la banda duró poco más de hora y media y dejó en claro que más allá de las excentricidades que los caracteriza, hacen buena musica.
Respecto a la excentricidad, para muestra basta un botón. Así arrancan su show: «Aquí esta la bandera de Jamaica / la enseña que Bob Marley nos legó…» y completan la épica marcha de la bandera con versos apólogos de la yerba más mundialmente famosa. Todo un símbolo de Las Manos de Filippi. El botón de muestra no es sólo eso. Finalizan el «cover» y Cabra, el simpático personaje que oficia de cantante, hace una larga alusión en la que expresa cierto malestar e incomodidad que le produce ser parte de un evento financiado por el gobierno de la provincia (al parecer los tomó de sorpresa), o que el personal policial pueda irrumpir entre la gente en búsqueda de cigarrillos de apariencia y humo no convencional. En la misma intervención incitó a la gente y a la banda local que ofició de anfitriona, Butumbaba, a sumarse a la independencia y autogestión artística. Toda una actitud de las Manos de Filippi.
Durante el transcurso del show la banda ejecutó temas de discos anteriores y presentó gran parte de su nuevo trabajo «Hasta las manos». Bases reggae, ska, punk y hasta hardcore furioso; letras ingeniosas, graciosas, grotescas y agresivas; mensajes directos y bajada de línea; mucha actitud y energía sobre el escenario, fueron algunas de las polaroids que Las Manos de Filippi dejaron en Santa Fe. Cuando pareció que cerraban su show, volvieron con los bises: un digno cover de Nirvana y una versión hardcore de «El himno del cucumelo», con los que cerraron una presentación por demás que interesante, en la cual demostraron que además de esa inigualable capacidad que tienen para hablar y decir cosas muy densas balanceadas con humor, pueden ofrecer shows muy buenos y diferentes.
No habían terminado el tema con el que cerraron su show cuando se hizo evidente que no quedaba tiempo para más fiesta. Dio la impresión que, de arrancar un tema más, la organización les iba a cortar la luz. Claro, los responsables (burócratas, les dirían ellos) no pudieron menos que sentirse tocados. Es probable que lo que pasó ese viernes en el ciclo que ellos mismo organizaron se les «haya ido de las manos». Y si bien se puede no estar completamente de acuerdo con la posición política que promueve el grupo, nadie puede negar que estuvo bueno.