El Pilsen Rock llevó 70.000 personas a la localidad de Durazno, en una doble jornada histórica.
Quien haya aprontado su bolso, su carpa, sus bebidas y demás yerbas, quien dentro de cuarenta años viva en este mundo, quien tenga para ese entonces memoria, podrá decir que recuerda la mayor manifestación de euforia y alegría que la juventud del Uruguay protagonizó en un momento clave y un lugar determinado.
El Pilsen Rock 2004 ya es sinónimo de fiesta, al nivel de las fiestas más importantes que tiene este país, las más populares, como lo fue en una época el fútbol y lo es aún el carnaval.
Son 180 kms desde Montevideo. En la ruta nacional numero 5 «Parque de la Hispanidad» el lugar indicado para el encuentro, rompiendo con la tranquilidad del campo, y movilizando a toda una ciudad… la del departamento de Durazno. Pintada en el mapa justo al centro de la República Oriental, preparada desde sus más altas autoridades hasta el más prevenido vendedor ambulante (centenas y centenas de puestos de ventas de alimentos y bebidas), todo dispuesto para recibir las 70.000 personas, un número que puede hasta ser desproporcionado para un país con casi tres millones de habitantes.
Algunos dormían en cómodas habitaciones rentadas, otros en camping, y algunos se conformaban con tirar en las plazas sus bolsas de dormir y aprovechar el buen tiempo para pasar la noche entre los pasos de la gente que bailaba y festejaba las reuniones espontáneas que se sucedían en el centro de la ciudad.
Los comisarios de la seccional eran testigos y hasta cómplices de una gran fogata que esperaba para convertirse en parrillero justo frente a la comisaría, y en la principal Plaza Independencia.
Y el clima fue siempre ése, como para callar las voces que tildan a los jóvenes de este país como «faloperos y ladrones» por escuchar música fuerte. Esos mismos jóvenes dieron cátedra de conducta al igual que lo hicieran en la pasada edición.
Por otro lado los que dieron de sí un cien por ciento fueron las bandas que lograron mantener siempre la expectativa y la conformidad.
Con dos escenarios distribuidos uno al lado del otro se fue desarrollando el espectáculo, en el cual se separaba a las bandas por sólo 5 minutos. En el Escenario Uno tocaron las bandas más importantes, mientras que en el segundo lo hacían las bandas que si bien estan en franco crecimiento, son relativamente nuevas.
Con la brillante actuación de La Trampa, una banda que tiene cientos de seguidores desde hace ya muchos años, comenzó el sábado la actividad en el Escenario Uno, después de la buena actuación de Lapso en el Dos.
El cuarteto Hereford brindó todo su rock, destacándose (como es habitual) la performance de su guitarrista Guzmán Mendaro, y un brillante solo de Rodrigo Trobo en la bateria.
No Te Va Gustar, a punto de lanzar su próximo disco, subió también al Escenario Uno con un comienzo digno de destacar. Solo a vientos se entonó con el acompañamiento en voces de 70.000 hombres y mujeres, el Himno Nacional Uruguayo, en un momento cumbre de la noche, y hasta por momentos escalofriante.
La banda logró hacer estallar el Parque, con uno de los pogos más grandes que se vio por aquí. Todos saltando, todos cantando la canciones de lo que para muchos ya es una banda mítica por lo que logran en la gente, por la música que hacen, y por la cantidad de seguidores que ya tienen con sólo dos discos editados. Y en la espera de un tercero que saldrá en pocas semanas.
Los Buitres cerraron esta primer noche con sus clásicos temas, rodeados de banderas que surgían desde el público, desde políticas hasta de otras bandas, o cuadros de fútbol y decenas de fuegos de artificio.
El segundo día contó con la presencia de Trotski Vengarán, que llevò también su set acompañado de todo el parque, al igual que lo hizo al cierre La Vela Puerca, una de las bandas más esperadas, con su nuevo disco «A Contraluz».
La única banda invitada fue Die Artze, alemanes ellos, y conocidos de los chicos de La Vela Puerca, que vinieron a presentar su música. No les costó mucho conquistar a la gente, salvo dos cosas: primero, la barrera idiomática; y segundo, que al comenzar dijeron «buenas noches Paraguay», lo que provocó el espontáneo grito de «Uruguay, Uruguay».
De las bandas del Escenario Dos se destacó Saturno Dandis, quienes ganaron un concurso. Son poco o nada conocidos, y según ellos ensayaron o armaron los temas una semana antes. Pero sorprendieron y gustaron.
La Tabaré tambien se presentó en el Escenario Uno. La banda tiene 20 años de trayectoria y ahora editará su nuevo disco, se presentaron por primera vez en el Pilsen Rock, y son referencia en muchos aspectos para bandas como Bersuit.
Otras bandas destacadas y nuevas fueron Bufón, Vinilo y La Saga que cada una con un disco editado al igual que Lapso y los duraznenses de Grafolitas ya tienen varios seguidores. O como asi la popular banda de la zona de La Teja de Montevideo, La Teja Pride, mezclando la electrónica con el rock hicieron deleitar al público y quién dice… en próximas ediciones puedan estar tocando alguna de ellas en el escenario mayor.
El fin de semana en Durazno dejó una sensación de orgullo para todos los presentes. Las bandas están en un nivel profesional sorprendente, y el orgullo es también por la organización del evento, la buena disposición de la población de Durazno y el comportamiento intachable de los 70.000 jóvenes.
No se necesitó traer ninguna banda extranjera para darle prestigio al Festival. No le podemos envidiar nada a nadie, y con mucha humildad el rock uruguayo fue trabajosamente ganando un lugar importante en la música de Sudamérica, un lugar que esta dando muestra de lo que se ha hecho formando una generación excelente de músicos y empresarios dispuestos a llevar esto a lo máximo.