El hecho de haber sido más de treinta mil personas, sumadas a los muchos que no pudieron entrar, es índice claro de la expectativa que despertaron estos conciertos. Expectativa que excede el marco puramente musical ya que ésta fue una excelente oportunidad para participar en algo que nos pertenece. No fuimos a ver un artista extranjero. Fuimos a vernos a nosotros mismos; marginados por los medios de difusión, confundidos por las demás generaciones. ¿Así fué, como el aplauso también fue hacia adentro, hacia nosotros mismos por el hecho de sentirnos participes de lo que el grupo venía planteando: la música popular argentina de raíz no tradicional.
El poder de convocatoria de Almendra fué enorme. Caminando hacia el estadio el viernes 7 pude escuchar como una vecina aseguraba, haciendo zagúan con otros vecinos de la época de Corrientes Angosta, que ninguna de las chicas que estaba en la cola para entrar sabia lavarse la bombacha. Han pasado diez años y seguimos siendo los mismos pero más. Junto a Almendra pudimos decir: acá estamos. Que tenemos nuestre cultura, nuestro espacio, nuestra poesia. (nuestras bombachas?). Algunos rememorando el paso de los años, otros ente. rándose de qué significó Al mendra, pero todos con ganas de saber que estábamos juntos, presentes, sintiéndonos parte de algo.
Quizás nunca hubo en nuestro pais una preparación semejante para un recital. Quizás tampoco existieron presiones tan grandes sobre los músicos. La responsabilidad de no detraudar, la dificultad de mantener una imagen. Porque si bien Almendra ya estaba cómodamente instalado como mito, debia volver a darnos la realidad de su presencia; y siempre es dificil alcanzar una imagen que crece quizás injustificadamente con los años.
Almendra hizo renacer esa magia y ese sonido que vino de los 60 y se ubicó cómodo en los 80.
Llegamos a una nueva década. Quizás nunca como ahora se habló de un cambio de década. Los ochenta. Cuando un movimiento artístico marginal abarca a unas mil personas, puede ser tranquilamente igmorado. Estos dias en Obras volvieron a reafirmar que no somos tan pocos. «Deberíamos hoy, a más de 10 años de aquellos comienzos, recorrer todo lo hecho, rescatar esa esencia y continuar el viaje: El de nuestra identidad».
ANTES DEL CONCIERTO
«Desde que vino Edelmiro hasta hoy estuvimos dia y noche para ésto, ya sea ensayendo o hablando de la pelicu, de la grabación, de si se hacia una gira por el interior o no; de todo. Estábamos en una quinta en San Miguel donde se laban también los picaditos de fútbol, pero fundamentalmente ensayos. Nos hizo bien ir alli porque estábamos concentrados de verdad. Ahora también estamos reconcentrados», me comenta Emilio antes de la primera función del viernes.
En un cuarto de 4 x 4 mts., Almendra le dió torma a los nuevos temas y ajustaron las canciones que llevan ya diez años acompañándolos. Porque el hecho de volver a tocar implica también profesionalismo en la entrega. Fueron 20 dias en la quinta, curtiéndola entre ellos, ensayando prácticamente todo el día con apenas unas interrupciones para el morfi.
En esos ensayos ya se vela venir la actitud de Luís, Edelmiro, Emilio y Rodolfo hacia Almendra. Es que, como ellos lo manifiestan, Almendra es una quintaescencia, es magia. Y no pierde vigencia. Confieso que mi temor principal era la posibilidad que Almendra se hublera quedado en el tiempo. Que ese salto de diez años fuese hacia el vacío. Como ver a una persona querida después de diez años y no tener nada que decirse. En esos dias en San Miguel se volvió a dar espacio a la «región de poesia y música».
Vuelvo a poner énfasis en los 80 que se vienen. Esa década que aún no sabemos por dónde atajarla ¿, Almendra también es parte de la respuesta, Ya estábamos desacostumbrados a ver dos violas, bajo y bateria llenando un espacio sonoro.
«Para nosotros, aparte de ser una cosa que hacemos con supergusto, es también algo muy arduo, porque imaginate que estar tanto tiempo con tu mente puesta en la música, que po ahi repasás cosas que tocabas antes y no suenan de la manera que vos querés y la tenés que volver a hacer… y un día estás más cansado, y al otro dia las retomás y matan. No es una cosa que se junta Almendra y ya está todo solucionado: implica un trabajo, sino, nos hu iéramos puesto a ensayar una semana antes. Implica todo un trabajo, en principio musical ? además de relación grupal, porque en cualquier tipo de organización que se da en un grupo musical hay como una especie de sublimación, porque se trata de un complejo que le muestra arte a la gente y entonces se subliman más otro tipo de cosas respecto a las rela: ciones interpersonales y posturas frente al arte».
La quinta, conseguida graclas a la colaboración de León Gieco, tenía dos ambientes. Uno para ensayo con una cama y otro cuarto con espacio para tres. Baño y cocina donde preparaban los manjares (muchas palletas con queso, café), o la parrilla para los asados. Cuando la palma o la fiaca no daba para cocinar iban a un boliche en San Miguel.
La única oportunidad en que salieron tos cuatro fué para el recital de Milton Nascimento.
Rodeando la casita, un pequeño parque donde una vez más Supertrapo (el imbatible quipo del Expreso) resultó vencedor con la ayuda de Luis contra un equipo formado por Edelmiro, Rodolfo, Gustavo Spinetta y Angel del Guercio. Emilio, mientras tanto trataba de curarse la muela que le daba el aspecto del «Padrino», mitad Emilio, mitad Marion Brando.
Hacia los últimos dias, San Miguel se vió invadida por los ténicos de grabación, el equipo de filmación en Videocassette que tomaría algunos ensayos, y todo el andamiaje que se movió detrás de los almendras.
Por otro lado los medios de difusión, generalmente ajenos a estos hechos. fijaban sus ojos en el conjunto. Tapa de La Nación Revista, reportajes o menciones en prácticamente todos los medios, fotos, afiches callejeros. Hasta Clemente comentaba el recital.
Las entradas casl agotadas y el momento se acercaba. Obviamente todo esto repercutia en los músicos que pulian las canciones, armaban bloques de 25 minutos para poder registrar todo en el futuro disco. Rodolto practicando» en su nueva batería, Emilio vendan a horas desusadas al dentista (12 de la noche, función transnoche de conducto molar). Las guitarras se iban afinando (maravilloso aparatito afinador que registraba la frecuencia exacta para cada cuerda made io…) y Edelmiro esperando la llegada de Gabriela el mismo viernes. Viernes de debut que finalmente llegó.
EL TUNEL DEL TIEMPO
Hecho curioso. Muchos de los que habían vivido el nacimiento de Almendra hoy ya son padres, rozando los treinta o mas años. Hoy, viernes, volvían a reencontrarse con un pasado. Otros, los que no se pierden un recital, queriendo conocer a quienes fueron parte del puntapie inicial de la música de hoy. Encuentro y reencuentro a la vez. ¿De cosas perdidas?
«Yo pienso que muchas cosas se modificaron, no se perdieron. Porque si se hubieran perdido todos los qué vinleron no lo habrían hecho, o hubieran sido diez veces menos. La gente sabe qué es lo que quiere o qué es lo que necesita. Lo que pasa es que la juventud que está representada por este tipo de musica no lo está prácticamente en la realidad exterior (la televisión, los diarios, la radio) como cosa cotidiana. Eso hace que la gente se plense que tlene en reali. dad menos fuerza de la que en realidad tiene, porque los medios de difusión manejan la realidad que la gente esta viendo», explica Emilio.
A pesar de la manija que los medios de difusión dieron a este evento, todo quedó en familia. Fuimos más de treinta mil pero seguimos siendo nosotros.. Sin concesiones, porque tampoco hubieron concesiones desde el escenario.
«En este tipo de acontecimientos vos te tenés que subir a un escenario y el arte sos vos; si tu manera de comunicar tu música es inteligente o es apropiada para la gente que necesita escuchar eso en ese determinado momento esta bien enganchado. Pero si vos, por ejemplo, sos un buen artis: a, músico o compositor y no tenés ese tipo de imagen que la gente puede consumir con facilidad, ya se produce otro tipo de valoración donde de repente el músico es cuestionado solamente porque a través de su cuerpo o de su rostro trasmite la música».
«El hecho que haya treinta mil personas aglutinadas enfrente de cautro tipos significa poder de parte de esos tipos. Es una cosa peligrosa que hay que manejar con mucha sensibilidad porque esa aglutinación de gente mirando y provocando como la misma cosa, si no se maneja bien, puede tomar caminos demagógicos que son nocivos, que confunden a la gente y confunden al tipo que está arriba del escenario. Hay muchos tipos que aprovechan ese tipo de poder que tienen sobre la gente para erigirse en Hitlers, para exagerar la imagen porque se sienten potentes».
Las palabras de Emilio se verian luego reflejadas sobre el escenario. Almendra dió, en cada presentación, dos horas de música; y sólo en ella estu vo el mensaje…
EL RECITAL
El plan inicial de hacer las pruebas de sonido el día anterior a la primera presentación 0 pudo cumplirse debido al Proyecto Arco Iris (que más que arco iris resultá chubasco): por lo que se estuvo trabajando hasta cerca de las cinco de la mañana en el armado del escenario. Hubo que armar todo por partida doble, un sistema para el sonido de sala y el otro para la grabación del disco, a cargo de Carlos Piris, que estaba imstalado en un camión. al costado del estadio, grabando los seis conciertos en un equipo de dieciseis canales, Es por eso que para cada voz e mstrumento habian dos micrófonos: uno conectado a la consola de Starc, el otro al camión de grabación.
A las dos de la tarde se nizo la prueba final de sonido que duró hasta las 8 de la noche. media hora antes de la imiciación fijada. Es que el trabajo. además de ser doble, siempre presénta algunos inconvenientes como por ejemplo: Luis va caminando por el escenario y cada paso es un trueno que sale por el sistema de amplificación. Los misterios de la electrónica, que le dicen. O los zumbidos que larga el equipo.
Con los nervios creciendo, se llega a último momento al nivel deseado.
Los del equipo de Videocassette mientras tanto siguen registrando todo. Me tiguro que deben tuncionar como autómatas, ya que hace noches que no duermen. «Tratamos que el conjunto pase por alto las camaras y tratar de trabajar para ellos y no que ellos actúen para nosotros. Ál principio coste-mueho, pero-creo que al fin lo logramos de ambas partes, porque nosotros estamos acostumbrados a pedir cosas y en este caso fue al revés, el con: junto nos pidió cosas», me expica Daniel Trastengartz, que ¡unto a Jose Luis Perotta tiene a su cargo ta filmación del concierto. Me muestran algunas escenas de los ensayos en la quinta. Los colores y las imágenes son nitidas. El viernes filmarian las pruebas de sonido y algunos primeros planos con una cámara. El concierto fué grabado el sábado con tres filmadoras de videotape, desde seis planos distintos. El montaje se hará con el grupo cuando éste termine con la gira por el interior.
Finalmente se abren las puertas del estadio. Con una regularidad increible se va llenando. con un orden que sería una de las caracteristicas principales de los seis conciertos. La puntualidad no existe, pero puedo entender por que. No se desperdició un segundo y de no haberse trabajado a full esto podria haber comenzado más tarde aun.
Las luces se apagan. La grrtería es infernal. Ya se habló mucho. Es hora de escuchar.
Viene a mi mente un concierto en el Teatro dei Globo, el Festival Pinap, una mañana por un cine de Flores. («Te acordas hermano, qué tiempos aquellos!») NO. «Ana no duerme HOY». Para saber cómo es la soledad no se necesita de tempo ni espacio; Fermin se irá hacia la vida siempre, nunca sabremos cuando volverá.
Sin embargo no somos los mismos. Ni nosotros ni ellos. Los arreglos y las nterpretaciones suenan mejor, LOS progresos vocales e instrumen:tales de estos diez años, imnegabies. Y asi los temas se suceden con gran soltura. Los temas nuevos se integraron al repertorio naturalmente.
El recital fue transitando por distintos climas; ta nostalgia interrumpida por la novedad. «Hilando Fino», «Espejada». que por ejemplo es un tema de extraña entonación. «Plegaria para un niño dormido» tuvo un desarrollo imspirado, distinto al que conociamos, pero de tranqquila potencia en el brillante solo de Edeimiro. Otro de los momentos fuertes fueron «Color Humano» y «Mestizo». No es necesario referirse a los temas, bastante conocidos; pero sin duda mostraron solos de gran nivel, pesaditos, con diálogos sentidos y con el particular sonido que traian del ayer, pero repito: hoy. Sin perder vigencia en lo más minimo, La voz de Luis (cada dia canta mejor») muy expresiva, la viola de Edelmiro junto al bajo de Emilio sonaban como un mazazo y Rodolfo aportando con justeza y delicadez el apoyo rítmico.
«Vamos a ajustar las cuentas al cielo», mostró a traves de su ritmo acelerado el afiatamiento con el que se presentó el grupo. «El Jaguar Herido» es un tema denso. atrapante, y provoca una tensión que no afloja. «A estos hombres tristes», una de las mas pedidas fue la antesala del ul: tima tema: «Muchacha». Aqui no hubieron nuevos arreglos: la simple poesia de una canción que ya es un clásico. Los bises de «Rutas Argentinas» y «Hermano Perro» marcaron el final feliz de un recital que a mi juicio fue el recital del año (cada uno tiene «su» recital del año). Y lo fue porque Almendra volvió para brindarnos NUESTRA MUSICA, de acá, con una sensibilidad propia.
No me interesan los nacionalismos; al fin y al cabo la muúsica es un sentimiento sin fronteras. Pero las vivencias cotidianas, el lenguaje. la apertura mental tiene que partir de nuestro medio. Como decia al principio: fuimos a vernos a nosotros mismos. No es cuestión de comparar a Mc. Laughlin con Edelmiro o Luis; a Hammer o a Billy Preston con lo que no dió Almendra. En última instancia Almendra vino «de visita» para recordarnos algunas cosas. Que sepamos asumirias depende de nosotros; pero en última instancia demuestra la posibilidad de seguir creando nuestra música. Como sin duda la stguen haciendo otros artistas nacionates, como lo hizo Almendra en estas presentaciones. ¡Ojo!. Almendra puede ser el mejor conjunto que ha surgido aqui (podemos discutir horas: que si, que no) pero tampoco es cuestión de 1dealizar, de ver su propuesta como inalcanzable, de ver en esa conjunción de músicos a los Dioses eternos y bajar la cabeza con impotencia. Asi se perderia todo.
Además del hecho musical en si, en Almendra está conjugada la expectativa y necesidad de todos los que asistimos y que encontró en ellos una respuesta, un camino a seguir. Porque no está solo ta propuesta musical per se, sino también el hecho de cantarnos. de vernos representados en algo cotidiano: de aplaudir macia adentro.
Ralph Rothschild
Almendra, o cómo olvidar que el mundo se acaba
El mito permanecía vivo, latiendo con tuerza, esa fuerza pura, esa luz inextinguible que a lo largo de este paréntesis de diez años nos alimentaba y nos hacia crecer creyendo en ese territorio, utópico o no, en el cuál conviven la música, la poesia y tantas cosas tan escenciales y tan anheladas.
Poco a poco se acercaba el día del primer concierto, y fue en esos días donde comencé a darme real cuenta de lo que significaba Almendra, la ensoñación que se habia apoderado de mi llegaba a tal punto que la realidad cotidiana, negra y sanguinolienta, iba diluyéndose visiblemente, reemplazando declaraciones de guerra por canciones, armas por guitarras, cascos por pelos largos, muertes por vidas, y vida era Almendra, vida eran Emilio, Rodolto, Edelmiro y Luis Alberto juntos, brindándonos toda esa magia, agigantada por sus intensas vivencias y búsquedas individuales.
Por una razón generacional, muchos de los actuales rockeros no hablamos vivido activamente aquella era primigema. Esta era la oportunidad para cristalizar tantos sueños, para nutrirnos hasta el hartazgo con las vibraciones que descenderian de ese escenario para incrustarse definitivamente en nuestros seres.
Y no taltamos a la cita. Colmando las seis funciones, se hicieron presentes sus nuevos y viejos seguidores, muchos de ellos con sus hijos en brazos, tambien hubo algunos personajes muy suburbanos, que no salian a la luz desde largo tiempo atrás. Tampoco faltaron otros entes no tan agradables. por no decir execrables. caso concreto 10 caso concheto). el domingo suben al colectivo rumbo a Obras. tres miñas con sus caritas tachonadas de estrellas. y desparramando un hedor (perfume, le batían) que destrozaba a su paso cuanta mucosa nasal se interpusiera, de pronto entre sus conversaciones sobre boliches y afines, una de ellas saca de su bolso tres meras plateas para el recital. Mi angustia no tuvo limite, Esto fue bastante común el viernes y el domingo, no así el sábado por la noche (por qué seria?).
Pero al margen de todo esto y mas allá de discriminar a quienes reconocían el tema con los primeros acordes, o los que por el contrario aplaudian bien comenzada la canción, o los que habian acostumbrado sus timpanos a volúmenes ensordecedores y pedian que se tocara mas alto. Vale decir, superando barreras y encasillamientos por demas obvios, todos olvidamos que eramos chetos, pardos, stones o lo que fuera, cuando el estadio queda en total oscuridad y surgen cuatro personajes, tan profundos y tan frágiles a la vez, la ovación tributada es estremecedora y les llega hon: do, es una forma de devolverles algo de lo tanto que nos brindaron, por eso todos cantamos a coro Ána no duerme o Figura: ción. Por eso la carne se eriza al escuchar Plegaria o el Tema de Pototo. Por eso me cuesta aplaudir a Fermin, es decir, me cuesta reaccionar, darme cuenta que eso dejó de ser un sueño para convertirse en algo tangible.
Y veo a esos cuatro seres que se conmueven tanto o más que nosotros, y siento como la canción emana de sus cuerpos: lo veo a Luis Alberto emocionarse al cantar Plegaria para un niño dormido, sus ojos reverberan y pareciera como que una lágrima quisiera saltar de ellos.
Y todo es verdadero hasta el ápice, ya no hay cabida para el analista glacial y técnico, no hay más que dejar escapar nuestros cuerpos por esas nebulosas vitales y rebosantes de música, poesia y sensaciones a las que nos transporta Almendra.
Viene Color humano y los músicos se aflojan, ahora todo es alegria arriba del escenarto: «de Los Angeles: Edelmiro Molinari, from Madrid and Barcelona: Rodolfo Garcia, del estadio de River Plate: Luis Alberto Spinetta, from Poesia: Emilio del Guercio, y trom todos ustedes, con ustedes, nosotros, qué se yo!…»
Con Mestizo, la comunión es total, felices como chicos, entrelazan sus cuerpos frente a la batería en una especie de danza hechizante, siguiendo el demoledor ritmo del tema de la avispa Edelmiro.
«Vamos a hacer un tema nuevo», repite una y otra vez el flaco, siendo interrumpido por los pedidos, «ya es un tema viejo, lo dije tantas veces…» Todos rien.
Una mariposa se abalanza sobre la enmarañada cabeza de Luis: «Oie chavo, un insecto me penetró en el cerebro…» dice con su voz falseada mientras contornea su mimica figura.
Con respecto a las nuevas composiciones (alguien dijo: «son malísimas», ese no volvió a abrir la boca en todo el recital), fueron excelentemente acogidas y fueron ellas las que sirvieron de parámetro evolutivo de los músicos, tanto poética como instrumentalmente.
Al llegar aquella Muchacha y ante los primeros acordes, donde el estadio parece desintegrarse, vienen a mi memoria miles de cosas hermosas, mi adolescencia habia transcurrido bajo el influjo de esos ojos de papel, bajo el hálito de esa voz de gorrión, no aguanto mas y me largo a llorar como un chancho.
Y el final es todo fiesta, el fervor de Rutas, cantada por todos nosotros hasta la afonía, o gritando a vos de cuello «Tira, tira hermano perro…» mientras necios hombres sin domingo nos pisaban, empecinándose en no comprender tanto regocijo. Ya de regreso a casa, mientras el primer rayo de sol teñía de rojo un amanecer myy. pero muy ardiente, todo dormía y recordaba mientras en el grabador sonaba al mango Espejada, una eterna frase de Dylan: «Ah, pero éramos mucho mas viejos entonces, somos mucho mas jóvenes ahora», y por un momento observé que no todo era hielo en la ciudad.
Claudio Gustavo Keblaitis