Los Cafres llenaron el estadio para otra fiesta de tres horas y 30 canciones de puro reggae.
A poco de haber llenado Obras, Los Cafres iban por más, arriesgando todo como corresponde a una banda con tanta trayectoria.
El poco movimiento en calle hacía pensar en las dos posibilidades: una muy buena (que todo el mundo ya estaba adentro), y otra pésima (que no llenarían otro estadio). La verdad se dilucidó al poco tiempo: miles de rastas se apiñaban bajo un mismo techo, que sorprendidos dieron vuelta la cabeza cuando el reloj marcaba las 9:00PM y el telón dejaba paso a la acción.
«Lucido» patearía el tablero. Guille, cual mercader turco entre turbantes y ropas hindúes, daba rienda suelta a lo que parecía ser el show de su vida. Unos cuantos acoples acompañaron la primera de las interpretaciones y nunca más aparecieron. «Mar de amor», «A pesar» y «Despertar» se sucedieron para dar paso a las gracias y la comunicación con su público.
González Catan, La Matanza, Aldo Bonzi por allá. Y el cantante seguía al ritmo del muñeco Mateyco nombrando barrios, lugares, esquinas, desde los cuales su gente había llegado para festejar la fiesta del reggae. Como tributo a ellos sonaron sin interrupción «No puedo esperar», «Sin semilla», «Suena la alarma», «El romano» y «Sueña por hoy», que extasiaron a la concurrencia.
La tela se cerró y el mecenas junto a su séquito se hundieron en la oscuridad del escenario. Los minutos de intervalo sirvieron para que descansara y acondicionara su humanidad para más y para que los músicos en su totalidad hicieran el primer cambio de ropas de la noche. «Mostrame cómo sos» abrió la nueva sección de reggae mucho mas soft, en la cual la banda se dispuso cómodamente sentada a desandar un camino hasta «Este jardín», tema que ya podría ser corte del nuevo disco. El atuendo en este caso no pasó a segundo plano, ya que el cantante se mostraba vestido con camisa azul y un sombrero muy ska, dándole una onda de refugiado cubano cool en la calles de Miami.
Así poco a poco pasarían los minutos, las horas y la música no dejaría de cobijar y crear climas excelentes para seguir en el mismo tren. «De mi mente», «Hormiga» y «Dreadlocks» subieron un poco la apuesta, acompañados de «Si te vas» y un medley de «Capitán pelusa», «Hace falta» y «Objeto sexual», que permitieron la presentación de la banda y de los invitados, entre quienes se encontraban Marian de Mensajeros, El Mosca de Decandentes, Bebe Ferreyra en trombón y Valentino en acústica.
El último entreacto presagiaba el final de un show de tres horas y más de treinta temas. «Si el amor se cae» empezó retumbar en el recinto y se vio al grupo completo enfundado en los trajes utilizados para el video, otorgando al momento una linda conjunción de melodía, imagen y canto. «Aire», «Tus ojos», «La receta» y «La vela» cerraron el espectáculo con un tono de paz y amor rebosante.
Entre niebla, risas y ojos achinados, la multitud ganó la avenida Libertador sin dirección cierta, pero con la convicción de haber pasado una noche estupenda de la mano de Los Cafres.