La banda de Haedo desplegó toda su energía y corazón durante la celebración en Auditorio Oeste.
Como era de esperarse, el repertorio contemplaba los clásicos, y no tanto, de su extensa discografía. Sin embargo, la elección final de entre dos listas que armó, quedó a cargo del público y, gracias a eso, pudo disfrutar de un show contundente de dos horas casi sin interrupción.
Para los nostálgicos, no faltaron las versiones de «Alma», «Atravesándonos», «¿Qué haremos?» y «Testigos y sal», entre otros. A su vez, los pogoneros tuvieron con qué entretenerse de la mano de «Fuera del útero», «Genes», «En este cínico plan», «Tu mente sin tiempo», «Bestiario», «Al Sur» y «Poesía de sus mentiras».
Varios amigos invitados subieron al escenario para celebrar junto a la banda las dos décadas ganadas. Desde Matias Butti y Matías Gáspari, ex bateros de Guillermina, hasta el propio Catriel Ciavarella (Divididos) que se lució en «Nubes del 55» y «Escapar»; Pablo Romero y Tincho Millán (Árbol) no se quedaron atrás en «Ggg»; Manu Varela (La Renga) hizo de las suyas en «Parece»; y, finalmente, dos integrantes de La Chilinga acompañaron al ritmo de los tambores en «El Porvenir».
¿Datos de color? La bolsa de papel con una supuesta variedad de té que la banda le obsequió a Catriel antes de acomodarse para tocar, seguida de la reflexión de Chori Berisso sobre la política argentina: «¿Sabían que fuerzas civiles y militares bombardearon la Plaza de Mayo y murieron chicos que iban al colegio y gente que salía de trabajar? Es la misma oligarquía que va de un gobierno a otro… Sepamos distinguirlos porque mataron ayer y van a seguir matando de hambre en el futuro».
Y, finalizando el show, el mismo vocalista tirándose desde el balcón para que lo atajara exitosamente su gente y continuara cantando como un campeón.
Aquellos que se quedaron con ganas de más, la buena noticia es que Guillermina seguirá con los festejos porque tiene cuerda y discos para rato.