Referentes indiscutibles del metal sinfónico contemporáneo, el sexteto holandés liderado por Mark Jansen y fronteado por Simone Simons volvió a la Argentina para presentar «The Quantum Enigma», su 6to trabajo de estudio, editado en 2014.
La velada comenzó temprano. Antes del as 20, los neuquinos Elassar – más que justos ganadores del concurso organizado por Icarus Music para telonear a los 6 de los Países Bajos – tomarían el escenario para dar un show realmente aplanador, contundente, ajustado, prolijo. En pocas palabras, con poco o nada que envidiar al número principal, que llegaría poco más de 40 minutos más tarde.
El número principal estallaría a pocos minutos de las 21 cuando en serie, como en el disco, sonaran la intro «Originem», y las devastadoras «The Second Stone» y «The Essence of Silence».
Inaugurada la gala, Epica dedicaría casi 1 hora y media a recorrer su carrera: «Unleashed», «Storm The Sorrow» llegarían antes de que Simons diera a elegir a sus seguidores entre 2 clásicos inoxidables: «Facade of Reality» o «Fools of Damnation». La pulseada se inclinaría irremediablemente por la primera, incluída en la ópera prima «The Phantom Agony» (2003).
La noche continuaría en medio de un calor abrasador que, sin embargo, perdería protagonismo frente a la hipnótica presentación de los holandeses, que continuaban con «Martyr of the free World», «The Obsessive Devotion» y, la que da nombre al trabajo más reciente: «The Quantum Enigma».
«La próxima la conocen todos», anunciaría entonces la pelirroja, y el público se desharía en elogiosos gritos. Todos lo sospechaban, la que venía era la marca registrada, «Cry For The Moon», que además sería rematada por el momento solista del dueño de los tambores, Ariën van Weesenbeek (momento verdaderamente prescindible por lo monótono, lo aburrido, lo innecesariamente interminable). Por fortuna la troupe completa volvería a formar filas sobre el escenario, para interpretar una más antes de los siempre sorpresivos bises: una de las largas, de las complicadas, de las geniales: «Design Your Universe», y el escenario desierto y a oscuras por comlpeto.
La devastadora triada final llegaría minutos más tarde con la relativamente tranquila «Sancta Terra», continuaría subiendo la cadencia con otra del disco más nuevo, «Unchain Utopia» y, para poner punto final, estallaría por los aires con la progresiva y metalerísima obra de casi 10 minutos «Consign To Oblivion».
Aunque Simons haya confesado en alguna entrevista perdida que los fans latinos, por su pasión incontrolada, le daban miedo, en esta ocasión pareció olvidarlo. O así lo simuló. Las indescriptibles caras de los 6, saludando ante un Teatro de Flores que, repleto, aullaba el nombre de la banda, es quizás suficiente para afirmar que, una vez más, lo disfrutaron bastante.