Dentro de un ciclo que se extendió los cuatro lunes de abril, se presentó Luis Alberto Spinetta con su nueva banda compuesta por Bernardo Baraj (saxo barítono), Luis Serávolo (batería), Ricardo Sanz (bajo) y Eduardo Zvetelman (teclados). El repertorio que encaró la banda es el mismo presentado el año anterior, más algunos temas viejos de Spinetta y, en una parte acústica, «Amor de primavera», «Durazno sangrando», «A estos hombres tristes» y «Los elefantes».
Una de las diferencias fundamentales, que hizo más comprensible la índole del nuevo intento de Spinetta, fue la calidad de la ejecución, por su nivel general correcto y, en el caso de Baraj, sobresaliente. Fue destacable la solvencia de Serávolo, quien realizó un solo donde se advirtió, además de su tempo jazzistico, su sentido del desarrollo y variación rítmicas. Asimismo, Sanz ofreció una base de sustentación sólida y agil, yv Zvetelman no se perdió en un uso efectista del sintetizador sino que construyó un cimiento armónico denso y compacto, con el agregado de algunos solos inteligentes. Por su lado, Spinetta, antes que buenos solos, realizó una labor de apoyo sensitiva y de nexo grupal,
La actual faz de Spinetta es menos profunda en lo compositivo pero más evolucionada en los arreglos. Hace hincapié en el aspecto técnico musical, pero no por eso pierde personalidad, su identidad, sino que se modifica en procura de una mayor simpleza, con una distinta comunicatividad.
Desde el punto de vista jazzístico, el resultado ha sido correcto. Letrísticamente, el carácter surrealista se ha simplificado, sin perder poesía. En síntesis: un espectáculo equilibrado, con un nivel parejo en la ejecución, muy distante, del anterior tramo de su carrera. Spinetta explora ahora otra dimensión sonora.