Después de mucho tiempo, el Coliseo de cemento volvió a llenarse de rock, del canto y el baile de una multitud que, como pocas veces, celebró una fiesta de música y auténtica alegría. El portentoso adiós a Sui Generis quedará grabado por largo tiempo en los oídos y las retinas de todos los que asistieron al Luna Park. Por eso resulta difícil analizar lo que aconteció musicalmente porque este espectáculo fue mucho más que eso. Rescate de una nota publicada en la Revista Pelo Nº64, septiembre de 1975.
Y en semejante circunstancia, tampoco el conjunto permaneció ajeno a tanto festejo sino que fueron sus principales promotores. Ateniéndose a pautas técnicas frías, este no fue el mejor recital de Sui Generis, hubo algunos desfasajes, y cierta desaprensión en el manejo de las voces. Justificado, en la medida que el grupo ganó en fuerza y espontaneidad.
A lo largo de cinco horas, en dos funciones, el conjunto recorrió una selección de temas de sus tres álbumes, y del próximo a editarse, «Ha sido». Las canciones —tres de cada álbum— fueron seleccionadas con hábil criterio. Aunque no son las mejores, sin duda son las más representativas de las diversas etapas de SG. desde el aún tímido, en ese momento, dúo de «Vida», hasta el ensamblado cuarteto de «instituciones». Los temas de «Ha sido'» seguramente tendrán el mismo recibimiento masivo como los anteriores. El nuevo álbum tiene aún más desarrollo instrumental, dejando de lado la temática conceptual.
La mayoría de lo escuchado, aún lo más viejo, sufrió el paso del tiempo y los cambios. Casi todas las canciones han sido llevadas hacia la nueva y última etapa de SG. Los ataques están orquestados con el sintetizador de cuerdas, y el bajo y la batería subrayan las palabras creando climas grotescos.
La única canción que se ha mantenido intacta al tiempo es «Canción para mi muerte». Un verdadero regalo para ei público después de que SG no la tocara durante un año y medio. Resultó impresionante escuchar cantar a todo el público hasta tapar virtualmente a los músicos.
Sin lugar a dudas este es uno de los méritos más importantes del recital, hacer participar a un público que generalmente es frío y exageradamente crítico.
El sonido general fue correcto, dentro de las posibilidades bastante difíciles del estadio. La iluminación fue excelente, acorde a la magnitud del evento, con un buen criterio para la selección de los colores en los distintos pasajes musicales. Este fue uno de dos elementos preponderantes del espectáculo, sin duda la primera vez que un grupo argentino fue iluminado de acuerdo al nivel del concierto.
Después de esto es evidente que a Sui Generís hay que analizarlo como un fenómeno pocas veces visto en la música popular argentina. El lleno total en ambas funciones superó todas las predicciones, aún las de los organi zadores. Al margen de esto, y para sintetizar, Sui Generis realizó una buena actuación. Y sobre todo sus cuatro integrantes demostraron sus habilidades musi cales, y gran histrionismo para manejar al público.