Luis Alberto Spinetta tocó en Tucumán luego de más de una década de ausencia por estos pagos.
Shows emotivos si los hay. El doblete que protagonizó Spinetta en Tucumán no tiene antecedentes en su género. Miércoles y jueves a sala llena en el Teatro Alberdi que, según dijo, «suena de puta madre, cuídenlo». La calma, el humor preciso y las acotaciones en medio del recital crearon un clima intimista y placentero con el que se pudo disfrutar de más de dos horas de música para el alma.
La idea era presentar «Pan», y así lo hizo. Casi todos los temas de este último disco -antecedidos por una debida explicación del título o el motor que lo llevó a escribirlos- sonaron durante las dos presentaciones del Flaco. Sin embargo, no dejó de lado los momentos nostálgicos, que llegaron con «Los libros de la buena memoria», «Laura va», «Durazno Sangrando», «Sexo» y «La herida de París» -con el que cerró los dos shows-, entre otros clásicos que muchos del público nunca pensaron alguna vez escuchar en vivo.
La banda que lo acompañó se mantuvo sólida y acorde a la ocasión. El respaldo del Flaco estuvo a cargo de Sergio Verdinelli, en batería; Nerina Nicotra, en bajo; y el hombre orquesta, Claudio Cardone, en teclados y sintes. Ubicados en línea horizontal con Spinetta, los músicos oficiaron de base perfecta para el show. Cada solo, que realizaron con perfecta sutileza, dejó pasmado al público que aplaudía a rabiar.
Llegó el jueves, y el último tema del último recital de Spinetta en Tucumán sonó. «Gracias chicos, cuiden este Teatro, espero que no pasen 11 años para que nos volvamos a ver», saludó el Flaco y luego de hacer unas cuantas monerías en el escenario se retiró entre la ovación de pie de todo el teatro. Y sí, que no pasen 11 años.