Spinetta continúa maravillando con la presentación de su último disco, «Para los árboles»
¿Quién puede escuchar el grito silencioso de los árboles?
¿Quién, acaso, posee tal agudeza de sentidos?
¿Quién percibe el sonido de una hoja al caer y lo retrata con las más exquisitas palabras que puedan conjugarse en melodías de una belleza intangible?
No imagino a otro que Luis Alberto Spinetta.
El sábado 4 de octubre el teatro El Círculo recibió en su seno a Spinetta, quien estuvo presentando su nuevo CD «Para los árboles». Esta placa está dedicada a esos maravillosos seres que nos brindan oxígeno a cambio de nada, los cuales «son diezmados sin piedad y que nunca escuchamos sus lamentos», según dijera él mismo.
Los músicos que lo acompañaron fueron Claudio Cardone – Pianos y teclados, Javier Malosetti – Bajo y coros, Daniel Wirzt – Batería, Rafael Camotto – Guitarra y Nico Cota – Percusión.
Las entradas estaban agotadas varios días antes del recital. Aunque el sonido en general era bueno, desde el 6º piso del teatro la voz no tenía definición, perdiéndose mucha de su magia poética.
La noche tuvo un preludio de algunos temas anteriores, después de la cual se sucedieron todos los de la nueva placa, en el mismo orden que se encuentran en el CD.
Antes del comienzo de algunos temas, desde la oscuridad ignota se escuchaba alguna declamación como «grande Flaco», e incluso la declaración de amor de una mujer «te amo Flaco», a lo que él contestó «yo también».
Esas voces parecían venir de la nada, del enorme vacío del centro del teatro. Luis estaba tan lejos, se veía tan chiquito ahí abajo, pero tan enorme, tan cerca de la vez…por momentos la música lo acercaba hasta mis pies, podía ver esa sonrisa que mostraba como se estremece su alma.
Admirable la labor de Javier Malosetti con su bajo de cinco cuerdas, quien demostró en varios solos de lo que es capáz de hacer, y del pianista Claudio Cardone. El colchón musical de todos sus músicos son el soporte ideal para la telaraña de poesía que teje el Flaco continuamente.
El cierre se dio con una versión insuperable de «Las cosas tiene movimiento» de Fito Páez. Según palabras del Flaco «un gran músico rosarino, que raro no?… buenos músicos en Rosario», y tal vez lo decía también por su pianista Claudio Cardone, oriundo de esta ciudad. Y luego regaló un «Paraíso» que conmovió mis sentidos.
El humor acompaño durante toda la velada. Al finalizar el Flaco se fue desmoronando, literalmente, hasta caer al borde del escenario sobre el piso, oportunidad para que más de un fan tocara sus manos.
Al presentar a sus músicos siguieron otras bromas escénicas que daban una sensación de cierta intimidad, por momentos me sentía en un ensayo de la banda, por esas demostraciones de afecto y bromas que ocurrían entre ellos.
Tras un insistente aplauso para que regrese al escenario, entró nuevamente realizando una acrobática «media luna» que hizo estallar en risas. Después tocó «Me gusta ese tajo», que parecía una manera de decir «me quiero ir, no pidan mas bises!!». La gente no interpretó el mensaje, y después de caído el telón siguió pidiendo por un tema más. Y después de casi 10 minutos de aplausos, y cuando ya seguramente los músicos estarían en el hotel, subieron el telón para mostrar a los plomos levantando los equipos, ante lo cual más de uno tampoco se fue, manteniendo un hálito de esperanza de que el Flaco se apiadara y volviera.
¿Cómo describir con palabras, al creador de las más bellas? ¿Cómo relatarles la delicadeza de pétalos que caen sobre el agua de su voz…de ese hombre que acaricia las palabras como la piel de una mujer, con dedos casi etéreos?
Me es imposible, tal vez los únicos que puedan comprender tantas sensaciones… sean los árboles.