La banda de Ciudadela mostró todo su potencial de hardcore en Montana Bar.
Viernes por la noche opciones varias, en mi caso, un buen menú de hardcore no vendría nada mal, sobre todo teniendo en cuenta el frío reinante. Entonces, rumbeé hacia Villa del Parque y llegué a Montana un pub muy bien puesto, chico, pero muy bien distribuido donde la gente que no acudía al show podía estar en un reducto aparte sin necesidad de asistir a una movida que no fuera la suya.
Con la premisa de ver buen rock suburbano llegamos al lugar y nos instalamos a charlar con los habitúes del lugar, los cuales denotaban un interés importante por la banda a sonar en un rato. Nos acercamos a la barra con la idea de una nunca despreciable cerveza, pero vimos que la oferta era más que interesante así que caímos en las garras de dos potentes daikiris mix de durazno y frutilla que llenarían las expectativas de la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.
Eran las 23:45 cuando Zona Muerta, banda integrada por Baco en voz y guitarra, Pluma en segunda voz, Julio en bajo y Batu en batería, tomó por asalto el escenario y descargó con furia todo su potencial de hardcore y melodías rasposas muy bien interpretadas.
«La Lucha Continua», «Miseria y Hambre» y «Luego de mi explosión» fueron los tres primeros temas que sonaron y, por fin, calentaron el ambiente. Luego, palabras del sacerdote Pluma mediante, sonaron «Textil Humana» y «Quiero Verte Muerta». Posterior a esto y con una solvencia más que importante dieron paso a su único invitado de la noche Pablo para ser la voz principal en «Golpea!».
Bajista y guitarrista cambian sus instrumentos y descargan «Humanidad», un terrible tema, y como cierre se vino el cachengue de la mano de «Albertito», que ya podríamos decir que es el hit de la banda. Un set corto y contundente ya que compartían cartel con Psique y Zona 6.
Este grupo de delincuentes disfrazados de músicos dejan todo arriba del escenario, un hardcore interesante que deja muy bien parada a la banda pudiendo ser parte de cualquier escenario de nuestro circuito porteño, solo para criticarle a los chicos un poco más de audacia (o dinero) y animársele a un lugar más amplio, ya que tienen con qué.
En definitiva, Montana por un ratito dejó de ser una «zona muerta» y vivió al ritmo pesado de la banda de Ciudadela. Por último, un saludo para «El Maestro» Julio y su chica de «Son Amores» por el baby que traerán al mundo.