Esta banda de Villa del Parque llenó la Trastienda con sus hits y covers.
Pleno San Telmo (o simplemente «Telmo» para los pibes, cuna de la prehistoria ricotera), Balcarce y Av. Belgrano, y ya se veía un tumulto importante de gente encajada en Fiorucci: tocaba Tifosis del Rey en la Trastienda. Las excusas para no perderse la fiesta (si, fiesta: los recitales dejaron de ser shows) eran varias. Que despedida, que hacía mucho que no tocaban, que grababan DVD y disco en vivo o simplemente ir a pasar un rato agradable con una banda que cada día suena mejor y hace vibrar a su público. TDR se cansó de llenar pubs, y ahora tenía la posibilidad de jugar en primera.
Párrafo aparte para el público «tifosero»: pibes y pibas de Villa del Parque y Devoto, algunos habitués a recitales de los Redondos, Sabina, Callejeros, Catupecu, Calamaro, Piojos, etc (las banderas lo hacían notar). Chicas más que hermosas, familiares, amigos, personalidades famosas y gente curiosa que quería apreciar de cerca el crecimiento de TDR.
Desde el primer tema, el público no dudó en ir al frente a saltar los temas que a ellos los conmueven. Primero agitaron los pibes de siempre, pero luego toda la Trastienda pogueó al ritmo de «Vení al infierno», «Ho visto Maradona», «Tengo el corazón», «Tifosis recomienda», «Sé que queda algo», «Yo no me vuelvo a dormir». Alrededor de 10 temas que tranquilamente podrían ser corte de difusión. Para «Mati-rave» el lugar se convirtió en una disco (al estilo Charro Chino) y las hordas tifoseras comienzan a danzar sus elegantes pasos, para hacer del reducto porteño una verdadera locura con sonido de sirenas tecno y una muy buena puesta a punto de las luces.
Algunos cóvers de los Redondos, Sabina, Cae (¡sí, Cae!) y el tan aclamado «Un poco loco» de Sergio Denis. Sin dudas, los cóvers hacen delirar como nadie al público de Tifosis del Rey. Es meritorio el hecho de que la banda genera una gran variedad de sonidos, matices y tonalidades de concepción netamente rockera. A medida que transcurren los temas, las sorpresas se suceden, siempre utilizando como base un sonido progresivo pero respetando las raíces barriales. Ha habido también una transformación en el mensaje de las letras: TDR ha ido recorriendo varios aspectos que tenían que ver con lo social hasta quedarse definitivamente con un «perfil cotidiano», si se quiere.
La espectadores primerizos quedaron sorprendidos por cómo la banda lograba todo lo que pretendían arriba del escenario. Y TDR explicaba qué significa tener el control total del show, justificaba su crecimiento y daba a entender que esto que empezó siendo una joda, se les está yendo de las manos (de manera positiva). Al mismo tiempo, con Mati (versión antigua al ritmo de «gordo López») la banda se emocionaba y emocionaba a todos, algunos recuerdos de Montana en los ´90, hace muchos años ya…
Habrá que esperar para presenciar la próxima fiesta que nos brinde Tifosis del Rey. Seguramente podrán ilusionarse con lugares de mayor capacidad. Sólo depende de ellos, y lo saben.