Comenzó una nueva edición del festival cordobés que reúne a miles de melómanos de todas partes del país. La primera jornada contó con notables actuaciones de Skay y León Gieco y con el surgimiento de una nueva opción para el rock que busca ser descubierto por las masas: el Domo Naranja.
La federalización del rock
Si hay un punto que siempre promueve el Cosquín Rock es el de intentar que el festival sea lo más federal posible. No solo con la convocatoria de público de todo el país (mayormente de los alrededores de Córdoba) sino también con una grilla que ofrece bandas de distintos puntos nacionales.
El escenario Hangar (que cada nueva edición pareciera estar más abandonado por la producción) contó durante la primera jornada con agrupaciones cordobesas, de las cuales se destacaron Anticasper, The Chicken Faces, Los Cocaleros, The Tristes, Segundo Nova y Los Smoke Sellers.
Como si a este sector no le costara ya demasiado convocar audiencia, este año se inauguró el Domo Naranja, justo frente al Hangar, y que parece tener la misma premisa: apoyar las bandas unders, pero con mucha mejor estructura y sonido.
En su primera jornada en el flamante Domo se destacaron los shows de Paris Paris Musique y Uneven (el conjunto del NBA Fabricio Oberto). Pero quienes más curiosos atrajeron fueron los formoseños Guauchos, que mostraron su power folk a todo volumen y brillaron con una impecable y particular versión de «Corazón Delator» de Soda Stereo.
Si hay alguien que sabe de federalizar y unir el país de Ushuaia a la Quiaca es León Gieco, quién se despachó con uno de los mejores sets del sábado 1 de marzo en el Aeródromo de Santa María de Punilla cuando, sin los Agarrate Catalina como se había anunciado, apareció en escena para rockear sus versiones de «Pensar en nada», «En el país de la libertad», «El angel de la bicicleta», «Los salieris de Charly» y «El fantasma de Canterville».
Rock pasado por agua
Mientras el escenario temático estuvo dedicado al rock barrial, aquel más convocante para el festival y con la presencia de Ojos Locos, Cielo Razzo, La Beriso, El Bordo, Los Gardelitos y la sorpresa de Viejas Locas; el principal mostraba una versatilidad de estilos poco relacionados entre sí: Cirse, Armada Cósmica, De La Gran Piñata, El Kuelgue y Bandas de Turistas fueron la previa al segmento de Iván Noble, donde lo más interesante pasó por reflotar sus viejos éxitos de Caballeros de la Quema («Sapo de Otro pozo», «Otro jueves cobardes»).
Con el caer de la noche llegó el funk de Illya Kuryaki & The Valderramas: «Chaco», «Ula ula», «Jaguar House», «Funky futurista», «Jennifer del Estero», «Expedición al Klama Hama», «Coolo» y «Abarajame» fueron las más festejadas del dúo que desde hace ya tiempo muestra mucha más madurés sobre el escenario.
Una vez más, y como en cada presentación en Cosquín, Skay volvió a brillar mientras la lluvia se desataba sobre el predio. «La Luna en fez» y «Arriba el telón» fueron las primeras en sonar. «Bendita lluvia sobre Cosquín», dijo el flaco con los brazos abiertos antes de encarar «Arcano XIV» y «Cicatrices». Mientras en «Tal vez mañana» los plomos cubrían los parlantes y equipos de sonido con improvisadas bolsas de residuo, Skay recorrió la pasarela para empaparse al igual que sus fieles seguidores.
Tras «Ya lo sabes», una de su impecable último álbum («La Luna Hueca»), el ex Redonditos tomó su guitarra criolla y en soledad, delante de la pasarela y bajo la llovizna entonó «Paria» y una perfecta versión blusera de «Mariposa Pontiac».
La locura desatada, y ya nada importaba si el barro cubría las zapatillas, llegó con «El pibe de los astilleros», «El sueño del jinete», «El fantasma del 5º piso», «Falenas en celo», «Flores secas», «Aves migratorias», «El redentor secreto», «Oda a la sin nombre» y la infaltable «Ji ji ji».
Skay demostró una vez más en las sierras cordobesas su virtuosismo con la guitarra y su poder místico de composición en un show redondo y perfecto. Los mejores conciertos del flaco son en Cosquín, no hay dudas.
La expectativa por ver a Charly García siempre es alta. El legendario cantante inició un set que parecía ser arrollador pero que luego se fue dilatando con el correr de la noche. García no dio su mejor show en Cosquín, y sin embargo no deja de ser una de esas presentaciones que hasta la próxima edición serán recordadas por algunos momentos que sí fueron de altura como «Cerca de la revolución», «Rock and roll yo», «Nos siguen pegando abajo», «Demoliendo hoteles», «Pasajera en trance», «Desarma y sangra», «El amor espera».
Para «La sal no sala» contó la colaboración de Pity Álvarez.
Tras un breve intervalo comenzaron algunos problemas, que tiene que ver con lo que nos tiene acostumbrado Charly y ya a esta altura se le perdonan: letras olvidadas o reacomodadas donde el público intenta seguirle el paso, hasta que aparece Rosario Ortega para resolver la situación magistralmente y con la dulzura que la caracteriza.
«Fax U», «Rezo por vos», «Instituciones» (con Nito Mestre cantando desde la pantalla gigante vía web cam, en una especie de Sui Generis 3.0), «Chipi Chipi», «Los Dinosaurios», pegada a «Kashmir» de Led Zeppelin, en alusión a la rebautización de su banda (los ex «Prostitution», ahora «Orquesta Kashmir») donde se destacan el Negro García López y la ya mencionada hija de Palito Ortega.
El cierre con «Yendo de la cama al living» y una cada vez más sinfónica «Eiti Leda» fueron la culminación perfecta para una noche de un Cosquín Rock que en esta nueva edición cuenta con muchas más bandas y atracciones para disfrutar.
Fotos de Catriel Remedi