Una gigante luna tucumana alumbró a las más de 9.000 almas que, el sábado, fueron testigos de un show memorable. Una lista de temas increíble, lo mejor de sus músicos en escena y un brillante grupo de violines. Charly García dio el show más convocante del año en Tucumán, y se llevó todos los aplausos (también por el vestido rojo largo y las calzas negras que eligió de indumentaria para la ocasión).
En la primera fecha de la Gira Norte Rock (que se extenderá hasta abril por todo el norte del país) los encargados de abrir la noche fueron las bandas locales Burritos y Harakiri. En un escenario aparte, enfrentado con el de Charly, Karma Sudaca subió a presentar su «Furia Interior», el nuevo disco de estudio. Para el final, Tony Molteni, voz de la banda, dedicó su ya clásica versión de «De mí» a García.
Pasadas las 2.30 de la madrugada del domingo, el show aún no comenzaba. Pero nadie se movió. Los tucumanos esperaron (algunos impacientes) a que Charly arribara al estadio. Una vez en el escenario, la demora fue olvidada y perdonada. «Deleando» hizo estallar al público y luego, las emociones florecieron con «De mí», «No te dejes desanimar», «Asesíname», «Popotitos» y «Raros peinados nuevos».
Sincronía total con la banda, y una lucidez avasallante. Esa chispa de genialidad que lo caracteriza se encendió con más fuerza que en sus anteriores presentaciones en la provincia. «Anhedonia», «Adela en el carrusel», «Me siento mucho mejor» (cantada en su versión original y coreada por el público en castellano) y «Fanky» sonaban mientras García tocaba en los cuatro sets de teclados instalados en el escenario, y alternaba con sus guitarras. «Vamos a tocar ‘Perro andaluz’, por la pronta recuperación de Moro, que parece que se tomó una copa de más», dijo y la banda revivió el clásico de Serú Girán.
«Ustedes son unos boludos, pero yo soy el rey de los boludos», sentenció Charly y comenzó a tocar «Tribulaciones, lamentos y ocaso de un tonto rey imaginario, o no», de Sui Generis. La solidez de la banda sacó a la luz lo mejor de un García que tocaba todo, y cantaba con claridad. «Vamos a tocar un tema tan nuevo, que ni ellos lo saben», anunció señalando a los violinistas, que luego lograron seguirlo sin problemas. Pese a que no reveló el nombre de la canción, la frase «No me importa» se repitió en todas las estrofas.
Luego de un intervalo de diez minutos «Cerca de la revolución» hizo abrir el telón y las 9.000 personas armaron un gran pogo. Enganchados salieron «Satisfaction» y «Honky town woman», de los Stones. Un par de temas más, y sin decir nada, Charly empezó a tocar «Eiti leda». Unas cuantas lágrimas que se vieron en los rostros de los fans, dieron cuenta de la emoción que embargaba al estadio entero. «Pampín, ¡quiero ver las sonrisas de esas caras!», dijo pidiendo encender los reflectores. Cerca del final, con un: «Chau Tucumán, gracias», se despidió del público que lo ovacionó formando un mar de aplausos.