Los Pericos presentaron su disco en Obras y repasaron clásicos de todas las épocas.
Un nuevo disco muy bien grabado, una banda con historia, una nueva ruta y muchas expectativas mas hacían del show de Pericos un plato más que apetecible para cualquier amante de la buena música. Considerándonos dentro de ese grupo, enfilamos por General Paz rumbo norte hasta el reducto de la avenida Libertador.
Para sorpresa, las populares no estaban habilitadas, pero el campo y plateas se encontraban rebosadas de fans con globos, bananas y objetos de cotillón dispuestos para la fiesta. ¿Sabrían algo que nosotros no? Poco nos importó. El reloj marcaba las 21:35 cuando la banda se hizo cargo de las tablas al ritmo del nuevo corte «Fácil de engañar», para algarabía de la muchedumbre.
La curiosidad empezaba a desaparecer, las preguntas previas encontraban respuestas y «Planeta de mentiras» sorprendentemente traía muchas verdades reveladas. El show estaba armado entre clásicos de toda la carrera del grupo y presentación de temas nuevos que insertados en la play list no desentonaban. Por el contrario, sumaban puntos más que favorables a la hora del balance.
El primer viejito que vio la luz fue «Home sweet home», con el aporte de amigos como Cucho y El Mosca de Los Auténticos Decadentes, que pasaron rápidamente por el escenario para decir presente en este lanzamiento. «Monkey man/Voy caminando lento» arremetieron antes de «Llegaste al final», «Tratando de pensar» y «Complicado y aturdido», convirtiéndose a la postre en uno de los momentos más altos de la noche, a pesar de que los hubo por doquier.
Otro lapso que sobresale por encima del resto fue la seguidilla integrada por «Más de mi», «Mi plan perfecto» y «Boulevard», donde un denso toque de reggae se entremezcló con el funky disco y el mensaje del público, que Juanchi con total cordura paró pidiendo paz. «La hiena», «Sin cadenas», «Jamaica reggae» no faltaron a la cita, como tampoco lo hicieron «No me pares» y «Pupilas lejanas» en tremendas versiones punk para un cierre bien arriba del espectáculo.
«…Chau chicos, gracias por todo…» fueron las palabras de Baleiron, a lo que la gente extasiada contestó con una ruidosa y afinada murga que no paró de tocar hasta que la banda apareció nuevamente en el escenario para los bises, a cargo de «Satélite de vos», «Cerca de mi», «El ritual de la banana» y «Casi nunca lo ves».
Un abrazo de gol, fuerte y apasionado, de los integrantes sirvió de despedida, de un grupo que no tuvo fisuras musicales haciendo un culto de la prolijidad y el excelente sonido que ya se evidenciaba en el disco. La exhibición dejó un par de postales interesantes para el hilado más fino: crecimiento de Juanchi en la interpretación vocal y la unión y diversión constante del grupo.
Chicos no tan chicos, ganas a flor de piel y desafío superado es el resumen de esta nueva vieja banda que comienza a caminar un nuevo camino ya transitado.