Más de 3.000 personas despidieron el año en Tucumán junto a Intoxicados.
De las muchas veces que Intoxicados tocó en Tucumán, esta última fue la más ovacionada. Quizás por la excelente calidad del show, por la solidez de la banda o quizás porque Pity estuvo muy lejos de ser el chico perdido y desorbitado que vimos en los documentales de TV. Aquí tuvimos al músico de las primeras épocas de la banda, ése que tocaba en pubs y boliches del interior para 500 personas, y que trastabillaba de vez en cuando pero siempre volvía firme para pilotear la nave.
Con el sonido totalmente de su lado, la banda arrancó con «Una vela». El público saltó, gritó y cantó de tal manera que a la mitad del show ya no se podía distinguir la zona del pogo, todos los rincones del club vibraban con la misma onda. Una única lista de temas en el escenario recorrió todos los discos de la banda y alegró a la comunidad rollinga local, totalmente agradecida por los clásicos de Viejas Locas que, obviamente, se escucharon también esa noche.
En un momento llegaron a ser 10 los Intoxicados en escena, ya que trajeron percusión y cuatro caños (léase vientos) para acompañar a la banda y amenizar los momentos de espera entre tema y tema. Las largas charlas entre Pity y el público hacían pensar que se trataba de un ensayo abierto ante 3.000 personas. También estuvieron los guiños, las indicaciones y cabeceadas marcando cortes, que sólo los que miraron con atención pudieron percatar. Ya en el micro Favio, el percusionista, confesó «Tocamos tanto que nuestros ensayos son el vivo». Entonces, queda como la pregunta que hacen las madres ante una prueba con 7: «Imaginate lo que sería si hubieras estudiado!».
Y mientras todo era fiesta adentro del club, afuera la tormenta comenzaba a asomarse, pero a nadie le importaba. El final del show fue para algunos muy emotivo. Los músicos se despidieron y Pity quedó sólo con su guitarra. Se sentó en uno de los retornos mirando al público y comenzó a cantar «Creep», de Radiohead. Sí, cantó por fonética la primera estrofa hasta el estribillo y luego en castellano inventando frases, hilvanando ideas sobre el pucho. Bajo el mismo concepto siguió con «Comfortably Numb», de Floyd, mientras la gente le tarareaba el estribillo. Hermoso.
Cuando Pity se fue, sólo quedaba volver a las casas. Y ya eran más de la 1 de la mañana (por suerte los tucumanos se van acostumbrando a ir temprano a los recitales) pero la lluvia hecha río en las calles no dejó que la diversión siguiera su curso. Igual no quedaba mucho por hacer, la segunda tocada de Intoxicados en el año salvó la noche, y despidió el año de los grandes recitales en Tucumán.