La Mississippi llevó su fiesta a La Trastienda.
Hacía bastante que no tocaban en Capital, la idea era mostrar una versión distinta de la banda y hasta se podía ligar algún temita nuevo además de buena música. Entonces, via libre a la Trastienda, para decir presente en un nuevo show de La Mississippi.
La mesas y sillas atiborradas, los pasillos asemejaban a verdaderos túneles de hormigas con constante movimiento de gente y el escenario esperaba a los músicos. Con la puntualidad de un inglés, la banda subió y se instaló. Sillas, piano de cola, flauta traversa, acordeón, percusión, bajo y guitarras acústicas era el panorama que se divisaba. Así en versión unplugged La Mississippi pondría primera y «San Cayetano» amagaría a salir porque al primer acorde un corte de luz de unos segundos afecto todo. Restablecida la corriente eléctrica y con una sonrisa Ricardo Tapia marcó y el show ahora si comenzó para desandar una lista de clásicos versionados de la mejor manera.
«Un día feliz», «El detalle», «Tres palabras», entre otros brillaron con luz propia en deliciosas interpretaciones, se veía a Zeta Yeyati en flauta traversa, a Gastoncito , como lo apodó Tapia, ir desde el piano al acordeón y a Juan Carlos Tordó sentado sobre el cajón haciendo las veces de percusionista. Una postal que se pedirá, seguramente, que se repita. La sección terminaría con «Piso de madera» en una interpretación casi de charleston y «Nocturno en mi barrio», en la cual el cantante quedó solo en el escenario y dedicó el tema a su madre.
Y de pronto todo volvería a la normalidad. Parados y bien apoyados en esa música que sostiene y entretiene otro espectáculo empezó La Mississippi, eléctrico. Eligieron «Ermitaño», «Veinte chicas veinte» y «Perro guardián» para mover el ambiente. Pero nada de eso sucedió: la gente seguía atentamente y festejando cada tema pero sin moverse de sus sillas, a lo que Tapia arriesgó «…los veo muy tranquilos, ya comieron y bebieron, llegó la hora de bailar…», arremetiendo con «Ahora vengo», «El fierro», «El Municipal» y «Mala transa».
¿Hace falta decir que todo se desmadró? La gente se agolpó frente al escenario y la fiesta se terminó de armar.
Obviamente faltarían los bises, luego de los agradecimientos reiterados. Se hicieron presente «Danza de la lluvia», «Un trago para ver mejor» y un invitado especial, Pity Alvarez de Intoxicados, muy bien recibido, que acompañaría a la banda en los últimos dos temas: «Un poco mas» y «Café Madrid», para darle el broche final a una nueva noche de blues en la metrópoli.
Entre tanta algarabía del público, los únicos lamentos que se escucharon por ahí fueron que ante tan poco blues ocal, hayan superpuesto fecha La Mississippi y Botafogo. Pero se escucha eternamente, sea en un lugar u otro, siempre viene bien una caricia para el alma.