El mejor Pappo despidió el año en el ND/Ateneo.
En una noche en la cual el rock and roll se sentía en la capital con dos recitales masivos, Pappo hacía lo suyo en el teatro ND/Ateneo ante un muy buen marco de público que demostró la vigencia del artista.
Como no podía ser de otro manera en el horario convenido nos acercamos al lugar para ver de que se trataba todo esto y nos encontramos con un show apto para nuevos y nostálgicos donde lo reciente jugó una pulseada con lo clásico armando un espectáculo digno de recordar. Pero vayamos al grano.
El telón abrió y dejó ver a la banda parada en línea recta al fondo del escenario como esperando a quien ya estaba en el mismo, los toques instrumentales se mezclaban con la voz de un presentador elegantemente vestido con un largo saco negro al estilo matrix que nos recibía al grito pelado de …»verán el mejor show de rock and roll del país, con ustedes Pappoooo»… y «Hombre suburbano» comenzó a sonar, a los que se sumaron antes del primer gracias «Fiesta cervezal» y «Adonde esta la libertad», deberán imaginarse lo que era el teatro.
Este punto marco que de aquí en adelante todo fuera acaparado por el nuevo trabajo donde el machaque y el aplauso estuvo a la orden del día «Descortes», «Ella es como un angel», «Buscando un Amor» son solo muestras de la lista de diez que presentaron el último hijo del Carpo que seguramente hoy estará feliz de lo sucedido.
Como era de esperar la batuta estaba en mano del señor rock que comandaba la escena pasando la posta a sus acompañantes El Bolsa González en batería (a las postres se despacharía con un solo soberbio), Julie Ruth en bajo, Luis Robinson armónica y Nico en teclado (terrible tecladista, para tener en cuenta), a los que se sumarían los invitados que nunca dirán que al llamado, Alambre González en «Tributo a B.B. King», Gary Papillon «Ruta 66», Javier y Andrés Calamaro en «El tren de las 16» y el mas grande de ellos nuevamente en «Blues local», como habrán apreciado no falto nadie y la fiesta seguía.
Seguía porque el sonido estaba especial y porque la gente quería mas y más a lo que Pappo respondía con éxitos de la talla de «Sucio y desprolijo», «El forastero» y el único blues lento de la noche «Desconfío de la vida». Se iría terminando la noche de la mano de «Me estoy volviendo viejo» y «Rock and roll y fiebre» corte y caballo de batalla de un show que ya estaba vendido al mejor postor.
El telón se cerró, las luces se encendieron pero la gente no se fue, siguió aplaudiendo de pie, gritando y pidiendo lo decíamos, más, más y más. A lo que Norberto Pappo Napolitano respondió con la infaltable (por suerte) «Susy Cadillacs» que terminó por explotar el lugar con saludo final de artistas e invitados.
…»Feliz año nuevo y nuevamente gracias»… fueron las palabras rasposas que salieron del hombre de la noche, para que nos fuéramos con la tranquilidad del trabajo cumplido y el aliciente de haber visto un excelente espectáculo lleno de matices y recuerdos.