Pedro Aznar dijo que al proyectar el disco eligió obras del post-tropicalismo en vez de títulos más tradicionalistas. La entrevista de José L. Cavazza, para La Capital de Rosario.
Pedro Aznar piensa que la música sudamericana nació y se desarrolló mestiza, que es una música de cruce de caminos y que tiene identidad múltiple. Ya sea por esto o porque en su formación artística la música brasileña estuvo en todo momento cerca de su oreja, el músico que a los 19 años conoció la fama en las filas de Serú Girán editó el año pasado el disco doble «Aznar canta Brasil».
Este álbum es el décimo editado por Aznar como solista, desde que eligió empezar a trazar su propio camino. Todo el espíritu del disco se relaciona con lo que pasó con la música brasileña después del samba y su hija internacional la bossa nova, pasa por el tropicalismo, la música de Minas Gerais, Egberto Gismonti y otros músicos.
En la presentación del material, el bajista y guitarrista está acompañado por el tecladista Andrés Beeuwsaert y el percusionista Facundo Guevara, los mismos músicos que estuvieron en el disco.
-¿Cuáles fueron las premisas y desafíos al plantearte un álbum de estas características?
-No caer en el lugar común de hacer lo que hace usualmente con la música de Brasil, o de no visitar los mismos lugares, y particularmente en cuanto a la traducción de las letras de las canciones, hacer más una versión más que una traducción, ya que no se trata de leer sino de cantar. Todo esto de arranque, y creo que es suficiente.
-Si bien el disco tiene bossa nova, es evidente que buscaste mostrar distintos géneros de la música brasileña.
-Es un disco que toma la música del Brasil post-tropicalista. La elección fue porque generacionalmente es algo más cercano a mí que la opción más tradicionalista. Además porque me gusta más.
-De los compositores elegidos, ¿de cuál te sentís más cerca?
-No elegiría uno, por algo están todos ellos.
-¿En esta selección sentís que poesía y música son iguales en importancia?
-Absolutamente, porque son canciones redondas. Una canción redonda es cuando la música y la letra tienen la misma potencia.
-¿Por qué optaste por cantar la mayoría de las canciones en español?
-Sobre todo para apropiarme en un buen sentido de cada canción y para pasarlas a nuestro acervo cultural directo. Algo así como para sacarle la extranjería. Además me dio ganas de versionarlas al castellano porque sé que hay mucha gente que le gusta el portugués y lo disfruta mucho, pero que no lo conoce tan bien como para poder meterse por completo en la letra y comprender cabalmente el significado. Y muchas de estas canciones son también grandes poemas.
-Y vos que escribís poesía, ¿cuál de estas canciones coinciden más con tu forma de escribir?
-Pasa igual que con los músicos: por algo están todas ahí en el disco. Tengo grandes coincidencias con muchos de estos compositores, pero si tuviera que hablar de un poeta por excelencia diría Chico Buarque y Vinicius de Moraes… También Caetano (Veloso) Pero no quiero hacer ningún favoritismo.
-En las traducciones o versiones que hiciste, ¿cuánto hay de estilo propio?
-Siempre la mano del versionista está, porque hay decisiones que tomar y entonces se produce algún pequeño desvío del original porque el propio cambio de idioma te fuerza la mano. En esas desviaciones, si se las pudieran llamar así, aparecen las manos del versionista, con su estética y su sensibilidad artística. Por supuesto, si le das la misma canción a tres músicos distintos, las versiones van a a diferir considerablemente una de otras, porque van a resolver de manera diferente esos dilemas lingüísticos con los que se van a encontrar. Es decir, las canciones son ajenas y los criterios, propios.
-En tu formación como músico, ¿qué lugar ocupó la música brasileña?
-Un lugar muy importante. Es una de las música que me formaron, que la escucho de chico, y siempre le puse el oído.
-Este disco, ¿marca un nuevo rumbo para vos?
-No, yo creo que continúa la línea que de alguna manera estableció aquel disco «Cuerpo y alma». El rumbo para mí es hacer una música profundamente enraizada en la canción latinoamericana y sobre todo en la sudamericana, con una mirada abierta. Creo que «Aznar canta Brasil» es un ejemplo más de eso y en este caso sólo está trabajado sobre canciones de autores brasileños, pero el concepto parte del mismo lugar, el mismo que uso para versionar, por ejemplo, una canción de Atahualpa Yupanqui. El entorno conceptual es el mismo.