Nunca o casi nunca se lo comenta: en la primavera de 1973, mientras grababa el que sería su segundo long play, «Ciudad de guitarras callejeras», Moris editó un libro, Ahora mismo, que compiló su obra autoral hasta ese momento.
Allí están El oso, De nada sirve, El mendigo del Dock Sud, Pato trabaja en una carnicería, Escúchame entre el ruido y Tengo 40 millones, entre algunos otros temas que son conocidos porque figuraron en sus dos primeros discos, y muchos otros, como Los muchachos del buen Dios, Ponerte a pensar, El coche de la policía, Mire señor comprenda y La cueva, que quedaron inéditos.
Escribió Moris en el prólogo de ese libro:
De un caos de papeles y poemas, surge este libro; la realidad de un sueño; muchas de las canciones que he compuesto durante los últimos cinco años.
El libro incluye temas que he interpretado en los recitales, poemas que nunca fueron dichos y material que estoy por editar en mi nuevo longplay.
Una canción es algo vivo y que alcanza su máxima realización en el hecho de interpretarla. Agarrar una canción, escribir solo la letra: sin la voz y sin la música, es mostrar solo una parte de algo e implica el riesgo de ser juzgado a medias.
Afortunadamente he podido darles a los temas el máximo ritmo y fuerza que permiten las palabras, las líneas y las formas.
Hojeando los originales veo aparecer, entrecruzadas por el tiempo, las cosas y lugares que he vivido y sentido: bares, rutas, mendigos, guitarras, amigos, anocheceres, Jardines Zoológicos, recuerdos, dineros, vagabundeos, amores y alegrías.
Y ahora le toca el turno al libro de cantar sus canciones.
MORIS