Con el arte original, notas explicativas y numerosos bonus tracks inéditos, se reedita la discografía completa de Los Shakers, el grupo de los uruguayos Hugo y Osvaldo Fattoruso que inspiró a Litto Nebbia, Spinetta y Charly García.
Al fin, una reedición en CD como se merecía la obra del primer gran grupo del rock rioplatense, palabra que no es utilizada para intentar apropiarse de Los Shakers -que como sabemos, fueron y serán por siempre uruguayos-, sino porque el cuarteto desarrolló la mayor parte de su carrera en Argentina. Más especificamente, en Buenos Aires, donde registraron todos sus discos, «regresando» al Uruguay en sus giras, que también incluyeron varios países de América latina. Los Shakers fue el grupo que inspiró a quienes iban a construir el rock argentino, entre ellos Litto Nebbia, Luis Alberto Spinetta y Charly García, y demostró que en este rincón tan lejano (y en aquella época más aun) del eje InglaterraEstados Unidos, con limitados medios técnicos y escasa información disponible, podía producirse una música que rivalizaba en calidad e imaginación con la de los mismísimos Beatles. Sin embargo, hasta ahora, en Argentina sólo habían sido publicados en CD el primer y tercer disco de la banda (en una edición de mediados de los 90 rápidamente descatalogada), mientras que el fundamental For You tiene ahora su debut en compacto por estas playas. Una omisión que esta reedición curada por Fernando Pau, con el arte original, explicativas notas y numerosos bonus tracks, viene a corregir tardíamente.
La escucha actual de la obra de Los Shakers, a más de cuarenta años de las grabaciones originales, confirma lo que los coleccionistas y estudiosos de los 60 ya descubrieron hace tiempo: que su música es una de las más remarcables del período, en cualquier lugar del mundo. Se sabe que Los Shakers (es decir, los hermanos Hugo y Osvaldo Fattoruso en guitarras, Roberto «Pelín» Capobianco en bajo y Carlos «Caio» Vila en batería) fueron una especie de Beatles del Río de la Plata y que su evolución reflejó en forma cercana la del cuarteto de Liverpool. Pero los montevideanos supieron sumarle a su devoción una admirable identidad artística, con canciones propias en inglés, notable manejo del estilo, originalidad e ingenuidad, incorporando además sonidos de la música brasileña, el candombe y el tango, en una carrera que duró apenas un poco más de tres años. Seguramente por la formación jazzística de sus integrantes, sonaban con una pulcritud y una sofisticación que aventajaban por lejos las de sus contemporáneos en ambos lados del Plata; además, contaban con la juventud suficiente como para aprehender el espíritu de la nueva música. El manejo de las guitarras era sumamente inventivo, quizá porque tanto Hugo como Osvaldo (que tocaban teclados y batería, respectivamente) las adoptaron recién cuando se propusieron armar el cuarteto. En sus LPs incluyeron sólo composiciones de la dupla Hugo y Osvaldo, y dejaron las versiones de los Beatles (que no eran meras réplicas) para los simples.
«Los Shakers» (1965) es paralelo a la beatlemanía, y sus temas siguen los parámetros de la música beat con frescura y grandes melodías. Incluye el que sería el éxito más grande de toda su carrera, el inoxidable «Rompan todo». Entre los bonus tracks, hay dos canciones en castellano -oficialmente inéditas hasta ahora- excelentemente realizadas, que sugieren un posible desarrollo de la música de Los Shakers que fue desalentado por los ejecutivos de su compañía discográfica. Shakers for You (1966) es el Revolver del grupo. Incorpora la temprana psicodelia en temas como el brillante «Espero que les guste 042» y adopta la bossa nova en lo que sería su otro gran hit, «Never, Never», que tuvo éxito incluso en Brasil. su obra maestra, La conferencia secreta del Toto’s Bar -respuesta shaker a Sgt. Pepper’s-, apareció a fines de 1968, cuando lamentablemente el grupo ya se había disuelto, agobiados por el exceso de trabajo y encorsetados por las demandas de un formato que ya no los representaba. Contiene el extraordinario «Candombe» (relectura beat de los característicos tambores) y el experimental «Más largo que el Ciruela», en el que introducen bandoneón e influencias del tango, entre otras piezas de gran complejidad que sólo serían reconocidas tiempo después.