Bajo el alter ego de Fenna Frei, la cantante, compositora y actriz Candela Cibrian encara su proyecto solista de pop con el que acaba de lanzar su nuevo EP, “Exilios”.
“Me gusta definir a ‘Exilios’ como un álbum conceptual: 16 minutos de pop de posguerra, de un camino entre la pérdida de identidad, el miedo, la opresión, un vacío existencial, la huida y el post trauma –describe Candela-. Es un álbum para escuchar atentamente y para sumergirse en esos escenarios y universos sonoros. Eso sí, no me cansaré de recordar la importancia de hacerlo con un sistema de sonido decente para disfrutar de detalles y texturas varias; saborearlo bien, ya que cada ingrediente es un mundo en sí mismo”.
¿Cómo fue el proceso de gestación del álbum?
Con mi co-productor Santiago Iezzi siempre nos unió las ganas de hacer música genuina y original. Esta vez le perdimos el miedo a las rarezas, prevalece lo genuino, y optamos por una estética artesanal y unificada, sin sonidos prefabricados. Es decir, si la realidad que queríamos contar en una canción era incómoda, eso se vería reflejado en la música, sin necesidad de hacerla encajar en un clima “agradable”. Por eso, varias de las canciones del disco no responden a un solo tipo de estructura. Desde lo argumental, lo único que tenía claro era que no iba a hablar solo de mis propias experiencias: quería abarcar temáticas colectivas, que pudieran resonar realidades diversas. Mucho de mi historia familiar tiene que ver con la inmigración, el dolor de la guerra y los exilios que se repiten, una historia que varios argentinos compartimos. Volviendo a la actualidad, el estado de emergencia cultural que estábamos empezando a atravesar en nuestro país, seguido por la gran crisis de Latinoamérica del año pasado, me movía la aguja, me expulsaba. Habrá sido esta necesidad de exiliar, supongo, la que más me atravesó y me conectó con una angustia colectiva.
¿En qué se diferencia “Exilios” con “Fuente nocturna” (2017)?
“Fuente Nocturna” fue mi primer álbum. Como todo primer álbum, no hay recorrido de la identidad ni una audiencia definida; acumula canciones que venís coleccionando desde las primeras composiciones y lo “cocoliche” se vuelve inevitable. De hecho, “Rude Girls”, el corte de difusión, dudé en quizás mejor dejarla para el catálogo de canciones para artistas, pero Radio One me ofreció rotarla y eso me hizo dudar, porque nunca viene mal un empujoncito cuando estrenás un proyecto nuevo. Este tipo de cosas son las que generan una distancia abismal entre ambos álbumes. “Exilios” no es un disco de canciones autorreferenciales, sino un resultado de cómo veía y vibraba el mundo en esa etapa de mi vida. En cuanto lo estético, es tribal, todo en español y tiene una personalidad más marcada. Las estructuras son variadas y mucho viene por esto que contaba de la experimentación y búsqueda del sonido propio. Este aprendizaje se lo debo a Santiago Iezzi y se pudo dar gracias a estar alquilando un estudio juntos, equipados para experimentar sin límites.
¿Cuál es el mensaje o sentimiento que buscás generar cuando alguien escucha tus canciones?
Esa adrenalina de estar escuchando algo impredecible y desafiante, un golpecito en el pecho de esperanza que te da descubrir artistas que encuentran el éxito en tener su propia identidad y no la adaptan a ningún mercado. Puede sonar pretencioso, pero es lo que me gusta sentir como oyente y me resulta inevitable buscar generar lo que me gusta que me generen.
Hay algo paradójico en hacer un disco conceptual, que se encierra en sí mismo y a la vez se titula “Exilios”, y también en lo sonoro, con un pop electrónico que se mezcla con música autóctona, ¿al momento de componer te gusta jugar con las contradicciones como desafío o es más un dolor de cabeza?
Mencionaba justo el desafío como uno de los sentimientos que busco generar, así que definitivamente sí. Amo jugar, aunque dé dolores de cabeza y desaprueben audiencias que venían aprobando. Me sale pensar en grandes referentes como Bowie, Caetano, Björk, Spinetta, Zappa, los Beatles y qué sería de ellos si no hubieran elegido jugar y buscar las contradicciones, la inquietud, salir de la zona de confort. Es lo que me mantiene viva.