Tanto, tanto te cuidabas y ahora estás escofinada
nadie te fue a ver.
Me acuerdo cuando bailabas, me acuerdo que ni mirabas
nunca entendí bien.
Un escote que termina donde empieza la caída
de algún otario sin red.
No te salvó el día en que salías, discutían y el botón
tiró y ya ves.
Cemento caliente al piso rosa
la pared que te hizo aullar como un bebé.
Jubilados de un derecho que cortaron como helecho
el techo hizo caer.
Solos, y otra vez sin nada, después de haber dado entrada
sin salida a la vejez.
Retumban las venas, los muchachos y las nenas a la carga,
otra vez.
Pistolas que se disparan solas.
Caídos, todos desconocidos.
Bastones que pegan sin razones.
La muerte es una cuestión de suerte.
Pistolas que se disparan solas.
Caídos, todos desconocidos.
Bastones que pegan sin razones.
La muerte es una cuestión de suerte.
Es así, no hay más que hablar.
Te va salir, por donde no esperaste.
Es así, no hay más que hablar.
Te va salir, por donde no esperaste.
Que se maten nomás, que se maten nomás.
Que se maten nomás en el Gran Buenos Aires.
En la parte de atrás.
Háganse su ghetto, quédense en su barrio
y que no se ajuste el cinturón de Rosario
Santiago del Estero, peleando su dinero
pongamos policías que se maten nomás
que se maten nomás.
Quizás no sea el vino…