Te escribo sobre los muebles
rayados por los años
y espero estés conmigo
para que yo pueda contar con vos.
Y si canto este cuento
voy contando el momento
entre estos muebles viejos
lo que va pasándome.
No vengo de otra cosa,
de exiliados ni homenajes,
ni alabanza ni falsa idolatría,
ni coronas de espinas ni de estrellas,
una ruta insegura pero de la estatura
de un amor de la bruma que se fue con el sol.
Vengo a decirte
que la libertad no sirve
si nacimos para títeres;
que los sueños son de oro
aunque en tierra firme la tierra sea de otro.
Que la tierra firme la tierra sea de otro.
Que la verdad no viene en racimos,
y se oxida en busca del asesino.
La Señora Justicia anda enferma
por la noche alguien le saca las vendas.
Espero que lo comprendas, espero que te comprendas.
Después de todo,
no soy quien para darte estos consejos,
cada cual aprende de su tropiezo,
el hijo que no tengo vendrá un día
a completar lo que no podía.
Hay que plantar un árbol en cualquier parte,
demasiadas cosas para desanimarte,
te lo digo con el corazón como una ofrenda,
vale más perder el tiempo que la fuerza.
Espero que lo comprendas, espero que te comprendas.