Te mojó la oreja. Píldora dorada:
otro charlatán vende el elixir.
Triste moraleja: la diosa escarlata
vino a reparar el puré de hollín.
Te mea la pata (quiste de hojalata).
Te va a inocular la madre cáncer.
Obvio derrape sin vía de escape.
No intentes nada, cuando te alcanza
se hace vicio antes de que te espantes.
Pero llega con la mamadera llena.
Te protege de su tejemaneje.
Con integridad, lo llenás de mimos.
Y al que aguanta le das una abismo.
Y revienta devociones viejas
que supimos cuidar de los asientos de la gesta
de origen popular. Y te aliena, te condena a la tibieza
de tolerar concesiones que exterminan la chance de progresar.
Voces del relato ilustran los zapatos de la estupidez del medio burgués,
que se regodea mientras se marea por el cheque exprés en el comité.
Triste patriotismo de asistencialismo: el estado brilla por su ausencia.
«Tenga clemencia, ¿cómo desperdicia la providencia de esta gerencia?
Son muchas batallas las que afiebran».
Hordas de cipayos callarán al gallo que despierta la conciencia ajena.
Y hablarán del amor, del que han construido con quien carga desaparecidos.
Y revienta devociones…
Reina la peste más grande del mundo
ríe con saña, es el doble discurso
sangra la lucha su vil eufemismo
somos los hijos del argencinismo
cuelgan sus mentiras en las marquesinas
con letras de moldes y frases en inglés
y en un arrebato presos del relato,
juran la obediencia todos en su harén
sueña su tropa un botín socialista
pero se aprueba la anti-terrorista
se photoshopean con Darío y Kosteki,
¿pero ellos que dirían del proyecto?
Su redestribución de la riqueza
consiste en algún que otro corte de cabeza
mientras la deuda la paga el Anses
otro jubilado no llega a fin de mes.
Se relamieron la reestatización
mientras se hacían la paja en Chevron
y ese que en Formosa persigue a los Qom
sonríe en el discurso de la anti-represión
se embanderan de Derechos Humanos
y a los traidores le tiran la mano
si es que el Estado ha vuelto a germinar
avísenle que pase por Once y Castelar.