Deja descender,
por la vertiente de tu vida una palabra
que sacuda tus pies,
de este sendero azul,
una mañana…
Déjame encontrar como jugando,
con las sombras de tu cuerpo,
esa orilla de un mar,
a la espera de un sol,
mediterráneo…
Ah, que hermosa que es tu voz,
cambiándome el futuro…
Todo lo que vez,
cambia de juego cuando empieza,
el firmamento,
a quemarte de amor…
la ceguera nos da,
presentimientos…
Ah, que hermosa que es tu voz,
cambiándome el futuro…